¿Queremos inversionistas nuevos, con dinero limpio, sin turbios pasados, con la disposición para invertir y confiar en el profesional? Sí, supongo que todos queremos ese tipo de empresarios en nuestro futbol.

En el último día de plazo para solicitar la complejísima certificación en la mal llamada Liga de Expansión (porque si algo no ha hecho, es expandir sus equipos a Primera División), ingresaron su solicitud Atlante, Venados de Mérida, Mineros de Zacatecas y Leones Negros de la UdeG. Cuatro de 18 participantes, quienes serán evaluados en las próximas semanas.

Ellos cuatro han cumplido con 12 requisitos iniciales, que van desde el acta constitutiva de la persona moral titular del equipo, hasta el currículo de cada uno de los socios del club, pasando por el organigrama, con nombres completos, funciones detalladas y la constancia del título de propiedad del estadio.

Posteriormente, es necesario cubrir seis puntos adicionales: finanzas sanas, no adeudos, plan de negocios a tres años, dos hospitales a la mano para el protocolo de conmoción, reporte del Buró de Crédito de los socios y 20 mil butacas —como mínimo— en su estadio.

Difícil validar todo lo anterior, cuando existe un equipo en Liga MX, como FC Juárez, que cuenta oficialmente con un aforo en su estadio de 19 mil 703 butacas, o cuando Querétaro, uno de sus 18 clubes en la máxima categoría (y que se encuentra prácticamente a la deriva), fue sede de uno de los episodios más trágicos y penosos en la historia del futbol mexicano.

Todo lo anterior, sin ahondar en la plaza de Morelia, que perdió su longeva y rica historia futbolística de la noche a la mañana, inmediatamente después de alcanzar las semifinales. De un plumazo, pasó a ser Mazatlán, equipo con un porcentaje bajísimo de efectividad en su corta historia.

Es curioso, para estar certificado en busca del ascenso, es necesario que al menos otros tres equipos los estén, como si aquel que cumple con los exigentes requisitos debiera cargar con las responsabilidades de los otros interesados, como si tuviera injerencia en los procesos de otros tres, para ser aprobado. Un absurdo. Se cumple con lo que a uno le corresponde y esa debe ser su evaluación.

Antes de pretender inversionistas nuevos, debería cuidarse a quienes ya están dentro y reúnen todos sus requisitos. Emilio Escalante lleva tres años al frente del Atlante, equipo más ganador de la Liga de Expansión. Se le impide contar con horarios atractivos para sus partidos, se le impide hacer activaciones en el estadio, se limita la participación de su grupo de animación femenil y, por supuesto, se le impide ascender deportivamente.

Si queremos inversionistas como estos en el futbol mexicano, hacen todo lo posible por ahuyentarlos. Veamos lo que sigue con el tema de la certificación... Tienen una nueva oportunidad para empezar a devolver la credibilidad.

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