A Belén, mi Belén.

Cada semana, tres o cuatro veces corro en una banda, justo frente al ventanal que permite ver, completito, el interior de la icónica y hoy polémica Glorieta en el cruce de Avenida Reforma y Niza, en la . Desde las alturas he sido testigo, en el último año, de las múltiples transformaciones que se han realizado dentro de la barda perimetral metálica que protege todo lo que sucede al interior.

Un Ahuehuete malogrado, otro bien cuidado, anillo de cemento retirado y vuelto a poner, colocación y cambio de tierra, luces, vandalismo, instalación de cerca, siembra de pasto, de plantas, de arbustos y cuerdas que mantienen firme el muy tierno árbol. Demasiadas dudas, pocas certezas y hoy en día, al parecer, por fin, ideas claras.

Lee también:

Por más de cien años, una bella e imponente palmera engalanó lo que se llamó, hasta hace pocos años, la Glorieta de la Palma, en la Ciudad de México. Un emblemático cruce que durante medio siglo me acostumbré a ver sin el mínimo cambio.

En algún momento, tarde o temprano, todos tenemos que recuperarnos, o rehabilitarnos, o reinsertarnos o hasta resetearnos y cambiar. Adaptarnos a la nueva realidad, los tiempos y las transformaciones del entorno.

Para que algo cambie, es necesario que de alguna manera conserve su esencia; si no, en vez de cambiar se destruye. Pero ¿Cuántos cambios puede sufrir algo o alguien para que sigamos diciendo que es el mismo, aunque transformado?… Si un equipo de futbol cambia de escudo, sigue siendo el mismo, si cambia de plantel, de entrenador, dueños y hasta de ciudad, puede ser el mismo; pero si cambia todo lo anterior junto, no hay manera que siga siendo el mismo, aunque yo lo siga llamando ‘mi equipo’.

Lee también:

El filósofo Savater reflexiona: “¿Cómo puedo estar seguro de que seguiré siendo yo mañana y pasado, si aun vivo, a pesar de mis transformaciones? No solo tengo conciencia, sino autoconciencia, conciencia de mi conciencia. La capacidad de objetivar aquello de lo que soy consciente y situarlo en una serie con cuya continuidad me veo especialmente comprometido”.

Sentimos y percibimos, pero además nos cuestionamos acerca de eso que nos altera e indagamos irremediablemente acerca de su significado.

Se dice que la palmera de la Glorieta fue plantada temporalmente, allá por 1920, en lo que se construía un monumento a Miguel Hidalgo, pero se decidió dejarla permanentemente al cabo de un tiempo.

Lee también:

Fue en 2022 cuando se informó que la bella palmera sería trasladada a un vivero, ya que sufría de un hongo y necesitaba ser atendida para evitar su muerte.

Mediante una votación, la ciudadanía decidió que un Ahuehuete fuera sembrado en esa Glorieta y paralelamente familiares de aproximadamente 100 desaparecid(a)os, decidieron que ese lugar sería el símbolo de su protesta y su lucha. Hoy nos regala un doble significado sin perder su esencia.

Cada vez que corro frente al ventanal que me permite analizar la efervescente Glorieta de Reforma y Niza, pienso en los múltiples cambios y adaptaciones en poco tiempo, pienso en las correcciones, pero sobre todo compruebo que la belleza y la recuperación siempre serán posibles desde la voluntad y el amor a la vida.

Lee también:

Google News

TEMAS RELACIONADOS