Las 46,000 Organizaciones de la Sociedad Civil en México enfrentan nuevos retos de capacidad operativa, sostenibilidad financiera y marco legal-fiscal. La información de la población que benefician se convierte en un instrumento para reinventar su gestión y los productos y servicios que ofrecen las asociaciones civiles.

A través de instituciones de asistencia privada y asociaciones civiles, las organizaciones se enfocan a la asistencia social, salud, bienestar, educación y formación, mientras que los temas que menos se trabajan son la cultura de paz, arte, cultura y humanidades, según un estudio de Pulso OSC, firma que visibiliza características y condiciones de las ONG en México.

La población objetivo en el que se centran las organizaciones es de 30 a 59 años y se privilegia a la población del sexo femenino. En cuanto a poblaciones vulnerables existen mayores organismos centrados en las personas en situación de pobreza, con discapacidad, provenientes de pueblos originarios o comunitarios, personas en situación de calle y desempleadas. Sin embargo, existe poca atención para personas en prisión, afromexicanas, trabajadoras sexuales, víctimas de trata o esclavitud y entre las víctimas de desaparición forzada.

El estudio de Pulso OSC revela que en las asociaciones civiles el 50 por ciento del personal corresponde a voluntariado y el resto es mediante contratación por honorarios o nómina.

En este momento, la sostenibilidad financiera juega un papel fundamental en las Organizaciones de la Sociedad Civil, ya que la disminución de recursos y donativos interfiere directamente en su capacidad para cumplir con su misión a largo plazo y generar un impacto positivo en la sociedad.

En los últimos meses las organizaciones no gubernamentales buscan contar con fuentes de ingresos estables y diversificadas para mantenerse y crecer en el tiempo. Según el Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil A.C. la filantropía es esencial para el 52 por ciento del sector y sólo 23% de las donatarias genera sus recursos mediante cuotas de recuperación, servicios y otras maneras relacionadas a su objeto social.

Aunque el 99 por ciento de las organizaciones presenta su declaración fiscal a tiempo, avisos de transparencia, protección de datos, aviso de privacidad y contabilidad electrónica, aún no priorizan la creación de equipos ágiles, no impulsan el liderazgo colaborativo ni el uso de tecnologías y datos, lo que frena su desarrollo.

En el Tercer sector falta incorporar metodologías ágiles de trabajo, apoyarse en nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial y Big Data, asumir una cultura de trabajo colaborativa y capacitación continua.

En México, asimismo, las prácticas filantrópicas en muchas organizaciones presentan procesos obsoletos que no corresponden con las nuevas necesidades y expectativas de los públicos, se ejercen prácticas de recolección de donativos acotados al ámbito gubernamental y local y no existe una cultura de aprendizaje y capacitación continua en el voluntariado y personal operativo y administrativo.

Diversificar las fuentes de financiamiento, buscar ingresos propios y desarrollar una gestión financiera sólida y eficiente son imperativos que la capacitación puede subsanar.

Experto en filantropía

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