Ha terminado el tiempo de la política electoral.

Las mexicanos y los mexicanos pudimos presenciar e informar nuestro criterio para ejercer nuestros derechos políticos tras una larga (y a ratos a juicio de muchos “larguísima”) campaña electoral.

Durante este tiempo presenciamos en voz y obra de partidos, candidatos, militantes y simpatizantes actos políticos rebosantes de pasiones. Lo mismo ira, odio, decencia, honestidad, dolor, vergüenza, ansia, envidia, piedad, rabia o amor.

Muchos fueron los sonidos y acciones que presenciamos en la propaganda y los debates: propuestas, contrapropuestas, denuncias, incluso insultos. De alguna manera, en razón de los más de 20 mil cargos a elegir en esta elección debe decirse que en ciertos momentos el ruido fue ensordecedor, pero así es la democracia liberal, vibrante, fuerte, apasionante y a ratos ruda.

La apariencia de nuestras ciudades y comunidades se pintó temporalmente de muchos colores. De hecho de todos los tonos de la paleta electoral: bardas, muros, espectaculares, y pendones colorearon nuestra vista. Vimos cientos, en realidad miles de nombres y caras de vecinos, amigos y desconocidos que nos pedían depositar en ellos la confianza necesaria para gobernarnos.

Por meses, las ciudadanas y los ciudadanos escuchamos, analizamos, debatimos y platicamos en unión de nuestros amigos y familiares qué decisión tomar el día que nos presentáramos ante la soledad y reflexión que se encierran en una casilla.

¡Y finalmente después de la espera, este domingo pudimos votar!  Si, el día de la jornada hemos sido los ciudadanos mexicanos los que emitimos nuestra voz y con ella pudimos elegir a nuestras autoridades en los tres órdenes del gobierno.

A esto seguirán de manera inminente los cómputos municipales, distritales y nacionales a cargo de los institutos electorales Nacional y locales, donde se declararán candidatos ganadores y de inmediato después vendrá la “hora de los tribunales”.

Serán los órganos de justicia electoral locales y el federal las instituciones que tendrán que resolver en última instancia la validez y eficacia del voto ciudadano.

Ya no será la voz de la pasión política la que se oiga, sino la de la argumentación; ya no serán la retórica ni los gritos sino las pruebas las que se tomen en cuenta para definir la verdad jurídica; por qué una vez que llega la hora de los tribunales no debe escucharse más sonido que el de la razón y la Constitución. Nada puede existir más allá de ésta y nada debe persistir en su contra, garantizar esto es nuestra labor como juzgadores electorales.

Ante la pasión y veleidades de la política es la razón legal impresa en el expediente la que debe encausar las contiendas electorales.

La prospectiva total de este proceso electoral 2023-2024 permite esbozar que a lo largo del mismo terminarán resolviéndose sólo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) entre 17,500 y 20,000 asuntos. Eso hace que la mexicana sea una de las justicias electorales más grandes del mundo y hay que decirlo también una de las más sólidas.

Nuestras sentencias evidencian la total independencia que tiene el TEPJF respecto del gobierno y de los partidos políticos de oposición: aquí ganan y pierden todos por igual y a las pruebas históricas me remito.

Es además una de las más expeditas ya que el promedio de resolución de los asuntos que se presentan ante la jurisdicción de la Sala Superior es de sólo 15 días tras su presentación.  No hay rezago alguno y la maquinaria de la justicia electoral demuestra su eficiencia todos los días.

En este momento no hay novatos, ni experimentos, las instituciones y personas ya están probadas. El TEPJF se acerca a su tercera década de existencia como el tribunal constitucional especializado en materia electoral del país y la integración actual cumple más de 7 años en el ejercicio del cargo. De hecho será la segunda vez que nos toque calificar la elección de la presidencia de la República.

Más allá de la política ha llegado el tiempo de la justicia, el Derecho y la razón.

La ciudadanía debe estar tranquila y segura que su voto será respetado ya que el TEPJF llevará a cabo su labor para que ahora sea la voz de la Constitución la que prevalezca.

Magistrado Electoral del TEPJF

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