En momentos en donde factores económicos como la inflación, los problemas en las cadenas de suministro y una previsión de recesión, representan focos rojos, las empresas y sus directivos deben decidir si quieren “ser de los que lloran o los que venden pañuelos”.
El inicio de este 2023 nos mostró que serían 365 días de retos para las empresas mexicanas, y a lo que me refiero con la frase de los pañuelos, es que tendrán que nadar contra corriente, así como encontrar las oportunidades, esto sólo es posible si tienen la capacidad de leer lo que ocurre en su entorno y actuar en consecuencia.
¿Cuáles son los temas que deberían plantearse? A continuación, los explico:
1. Su ubicación. El año pasado llegaron al país más de 35 mil 200 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía. Para este año, y gracias al nearshoring, se espera que el país reciba 42 mil millones de dólares de capital extranjero.
Este tema es relevante porque encontramos que aún existen algunas controversias del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y entonces debemos visualizar hacia dónde va a parar esa inversión.
El tema de outsourcing en Estados Unidos está beneficiando a los estados de la frontera, y aunado a ello existe una gran oportunidad debido a su conflicto con China. Todo esto es importante porque las empresas mexicanas deberán ubicarse en el mapa y así determinar cómo pueden aprovechar estas oportunidades.
2. Estados Unidos. Si bien la cadena de suministro se ha ido recuperando, el problema ahora está situado en las materias primas, debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, y eso se agregan pronósticos de recesión.
Esto es un poco contradictorio si consideramos los reportes de empleo en ese país que denotan fortaleza de la economía; sin embargo, cada día se escucha sobre los despidos, por ejemplo, en las grandes empresas de tecnología. Hasta enero de este año, se estimó que al menos 180 empresas tecnológicas habían realizado recortes, se estima que son más de 75 mil despidos.
Otros factores que presionan la economía de Estados Unidos son el débil consumo interno, que los especialistas prevén continúe; aunado a una tasa de interés en aumento y altos niveles de inflación, que no se tenían desde hace 40 años.
De concretarse la recesión sería una mala noticia para México porque desencadenará una menor demanda de los productos que el país exporta.
Y nuevamente, las empresas deberán situarse, entender si lo que hacen está relacionado con la economía norteamericana y cómo les impactará.
3. Contexto Interno. Se prevé que la tasa de interés de referencia establecida por el Banco de México (Banxico) podría ubicarse en 11.5% al cierre del segundo trimestre y permanecerá en ese nivel el resto del año, puesto que la inflación sigue muy elevada; de hecho, se estima que finalice el año en 5.28%.
Esta situación hace que instrumentos de inversión como los Cetes, que son los instrumentos de deuda del gobierno sean cada vez más volátiles, y puede causar problemas.
Por otro lado, el incremento del salario no será un problema para las grandes empresas, porque ellas pagan por arriba del salario mínimo, pero las que sí resentirán este impacto son las pymes que representan 90% de la capacidad productiva del país.
Así, el reto de los empresarios es, sobre todo, actuar a tiempo. No deben perder de vista la demanda, los consumidores y, si exportan, los indicadores económicos de Estados Unidos.
Todo esto implica cuidar al máximo los recursos financieros, haciendo hincapié en la liquidez de la empresa, porque estarán en un entorno en el que lo importante es sobrevivir, pero deben recordar que esta crisis también pasará.
Una forma de prepararse es establecer tres escenarios: el optimista, el negativo y el peor, para que sepan cómo deben actuar ante cualquiera de ellos. Y será importante que sus reportes se vuelvan mensuales porque esto les permitirá reaccionar de manera más oportuna ante cualquier situación; es decir, yendo siempre un paso adelante.
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