Este Continente presenta hechos interesantes que reflejan conductas y situaciones relevantes para la historia; debilidades y también cualidades que habrá quienes las califiquen de positivas y otros de negativas, pero que se presentaron.
En la plaza principal de Lisboa, en una columna muy alta, de más de veinte metros, se encuentra una escultura, en cuerpo completo, para recordar al Rey Pedro IV de Portugal, y primero de Brasil.
Este rey, se identificó por sus ideas progresistas, le dio a Portugal lo que se llamó la Carta Constitucional de 1826, como que también le otorgó la independencia a Brasil, y se proclamó su Primer Emperador.
Algunos historiadores peninsulares, refieren que ante los problemas que existían con España, se llegó a pensar en trasladar a Brasil la capital de Portugal, y que el Reino de Portugal se cambiara a América.
Ahora bien, a propósito de la estatua que he mencionado, se afirma que la misma no se hizo para él, sino que fue un encargo de los traidores mexicanos que habían traído a México, a Maximiliano, y que esa escultura es del austriaco; sin embargo, cuando fue terminada de elaborar, Maximiliano ya había sido fusilado, y entonces, el escultor buscó que hacer con su obra, ante eso el gobierno portugués la compró para rendirle “honores a su Rey Pedro IV”
Si esa estatua es observada con detenimiento, a pesar de la distancia en que se pueda hacer, se descubrirá que hay diferencias fisonómicas marcadas entre Maximiliano, que es el personaje esculpido, y el Rey a quien se atribuye esa efigie.
Entre las semejanzas que pretendieron resaltar entonces, en 1870, cuando se colocó, es que en la mano lleva un escrito. Los que afirmaban, era Pedro IV, decían era el texto de la carta constitucional portuguesa; pero quienes dicen era Maximiliano, expresan se trata del Estatuto del Imperio de Maximiliano.
Por cierto, hablando de Maximiliano, se cuenta que nuestro gran Juárez, quien mañana cumplirá 216 años de haber nacido, cuando el cuerpo de Maximiliano fue traído a la ciudad de México, y se le llevó a la pequeña iglesia que se encuentra en lo que es ahora Lázaro Cárdenas, en el llamado Salto del Agua, decidió ir a ver su cuerpo.
Acompañado solo de su fiel asistente zapoteca Camilo, entró a la Sacristía en donde estaba el cadáver. Se descubrió la cabeza en señal de respeto, camino alrededor del cuerpo, y se salió. Hizo solo un comentario: “realmente no era tan alto, solo tenía las piernas muy largas”
Volviendo a Europa, el Rey Balduino de Bélgica, era una persona con creencias religiosas católicas muy profundas. Cuando en 1990, su Parlamento aprobó la práctica del aborto, y esa ley debería ser firmada por el Rey, él tenía entonces un problema personal muy severo, por sus principios religiosos no podía firmar esa ley.
Fue entonces que el 4 de abril de 1990, en base al artículo 82 la Constitución belga, se retiró de su calidad de rey, alegando “incapacidad temporal”. Delegó sus poderes, y la ley fue firmada por quien, había asumido la Regencia.
Al día siguiente, el Congreso aprobó por 245 votos, 93 abstenciones, 57 ausentes, y ninguno en contra, que la “incapacidad” del Rey había desaparecido, y regresó a su trono.
Para concluir con estos hechos europeos, refiero que el Rey Balduino se había casado con una aristócrata española, Fabiola de la Mora, cuyo hermano, Jaime era un hombre que se distinguía por su vida alegre y disipada, y a quien al preguntársele por su familia, refería que su hermana vivía en Bélgica, y que trabajaba en ese país como reina.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM