El destacado intelectual Francisco Martín Moreno expresa que atentar contra el INE provocará consecuencias imprevisibles en contra de México, y con razón señala que ese hecho generará desconfianza en nuestro país para invertir en él y crear fuentes de trabajo, además de que significará volver a los tiempos en los que la voluntad popular no era respetada, así como otros ciertos y aterradores escenarios en nuestro futuro por esa torpe y arbitraria reforma.
Esta semana leímos también una declaración muy seria del destacado político Porfirio Muñoz Ledo, que calificó las acciones del Ejecutivo Federal en materia electoral como un verdadero “golpe de Estado”.
Maurice Duverger el autor francés que en 1951 escribió la obra clásica llamada “Partidos Políticos”, en la que resalta la importancia de la disciplina partidista, señaló en alguna conferencia dictada en la Sorbona, que la misma tiene el límite de que por encima de los intereses de los partidos en los que se milite, está el interés de “la Francia”.
Este tratadista mundialmente reconocido dejó claro que si bien él era un militante del Partido Comunista y había sido representante del Partido Socialista Europeo en el parlamento de Europa, por encima de su partido se encontraban sus principios, sus convicciones y preocupaciones sociales.
Es por esas razones que, en estos inciertos y preocupantes tiempos para la vida nacional, y el futuro que puede predecirse, las palabras de Ricardo Monreal constituyen un respetable y claro mensaje de congruencia con los intereses nacionales, por encima de los que pudieran ser convenientes para él, independientemente de lo legítimo que sean.
El senador Monreal, en quien confiamos por su verticalidad y patriotismo, ha dado, con ese proceder, una clara lección de virtudes políticas, a través del ejemplo, que es el mejor camino a la virtud.
Su conducta, estoy seguro, inquietó las conciencias de muchos de sus compañeros de partido, que antepusieron a sus ideales y convicciones democráticas, su deseo de ser anuentes y solidarios con el autor de esa reforma que nos hace retroceder lustros en la vida política nacional.
Tuvo además Ricardo Monreal, la transparencia y sinceridad de decir que estaba consciente de las posibles consecuencias a las que se estaba exponiendo por ese voto contrario a la 4T, pero que no podría haber sido de manera diferente.
Es de entenderse muy bien, difícil sería su presencia en las aulas del Doctorado de la Facultad de Derecho de la UNAM a impartir cátedra, quien por ser consecuente con el Presidente hubiera aprobado esas modificaciones legales; así como impensable, que un hombre que se ha dedicado con probidad y rectitud al servicio público quisiera congraciarse con su jefe alentando una esperanza, en contra de sus principios.
De ahí es como entendemos que esa fue su postura para tratar de evitar la aberración legal y el ataque frontal a nuestra democracia con el famoso plan B del gobierno.
Entre las muchas ofensas al Estado de Derecho, está la arbitraria reducción del personal dedicado a tareas sustantivas, que más para lograr un ahorro presupuestal, es para permitir que los votos puedan contarse por los que pretenden, a como dé lugar, triunfar.
Por eso el encabezado del artículo, dice que la conducta no fue una ingenuidad, sino un acto de dignidad patriótica, con la que honró a la Patria, a quien su paisano Ramón López Velarde definió en su bello poema Suave Patria, “como impecable y diamantina”.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.
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