Lo vimos millones de mexicanos, y se miró en muchos lugares del mundo; sin embargo, fue un acto de simulación que engañó con la maestría de un mago, a todo el auditorio.
Quien la recibió, pensó que se la estaban dando, pero también fue engañada, y lo más grave y desilusionante es que desde ese día, nada ha hecho para hacer valer lo que es suyo y le corresponde; aún los que no votamos por ella, teníamos la esperanza que después de esa ceremonia, comenzaría a ejercer las facultades que el 38% por ciento de quienes están en el padrón electoral le habían dado su apoyo.
Y si bien es cierto que fue mayoría pero de ninguna manera abrumadora como se ha venido diciendo, si fueron más que el 17% y el 7% que obtuvieron sus candidatos rivales. Pero en la democracia con un solo voto se gana.
El poder lo sigue ejerciendo ahora desde su finca del sureste, un hombre cuya capacidad política nadie puede negar. En las cámaras legislativas, inexplicablemente, al menos yo no lo entiendo, sobre sus líderes sigue teniendo un poder como si fuera todavía el Presidente.
Me resulta muy difícil de entender cómo le siguen rindiendo una pleitesía que ya hubiera querido la Reina Isabel de Inglaterra, que hasta las mañanitas le cantaron por su cumpleaños en el Senado. En esa musical sesión, fue nombrada, obviamente por instrucciones de López Obrador, la señora Piedra que en la evaluación practicada por esa cámara, había sido la peor evaluada, cuyo mérito más relevante es ser hija de su mamá, y hermana de un presunto delincuente.
Ese nombramiento, según se sabe, fue contrario a lo que deseaba la Presidenta, pero advertimos que tristemente para la vida institucional de México, se repite lo que el pueblo decía cuando eran presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, señalando el Castillo de Chapultepec donde vivían: “allá vive el Presidente, pero él que manda (señalando la casa de Plutarco Elías Calles) está aquí enfrente” Ahora no está enfrente, sino hasta Palenque, pero la distancia física no es impedimento para que le siga ordenando a la doctora Sheinbaum, a los líderes del legislativo y no dudo que a los varios miembros del gabinete nombrados por instrucciones suyas.
La más reciente orden que les dio a Adán Augusto López, líder de los senadores, y que cumplió puntualmente fue ratificar a la señora Piedra, y no considerar a otras personas con mucho mayores méritos.
Con este nombramiento, se cubrirán las violaciones a los Derechos Humanos que realice el gobierno y pasarán inadvertidas, porque de ser un organismo con la dignidad, fortaleza y honorabilidad que le dieron Carpizo, Madrazo, Soberanes, Roccatti, entre otros, ahora se ha convertido en una dirección de área de la Secretaría de Gobernación.
Se comenta que la Presidenta tenía otra candidata, pero su opinión fue totalmente irrelevante, o será, no lo creo, que miro esa pequeñez de la Comisión muy útil para que quienes protesten por actos derivados de la aberrante reforma judicial no sean tomados en cuenta. Reforma por cierto también idea del señor López y que la doctora pudo haber detenido.
Existimos, todavía, quienes nos aferramos a la sublime terquedad de la esperanza de que con la investidura de la que formalmente fue distinguida por una universitaria destacada y progresista como ella, la maestra Ifigenia Martínez, recobre la posesión de la banda presidencial que le entregó el 1 de octubre pero que se quedó con ella quien ya no tiene derecho a poseerla, “pero la ley es la ley”. Por México, su futuro y su porvenir promisorio, confío la rescate.
Profesor de la Facultad de Derecho. UNAM