Cuando conocí un video en el que aparecía el presidente López Obrador diciendo que si al señor Julián Assange se le imponía una sanción severa al llegar extraditado a los Estados Unidos, iniciaría una campaña para que fuera desmontada la Estatua de la Libertad, lo primero que pensé es que con los adelantos tecnológicos se pueden editar videos que parecen auténticos.
Mi sorpresa fue mayor, así como mi preocupación por esa manifestación que es realmente descabellada, cuando constaté que efectivamente esa había sido una declaración del Presidente de los mexicanos, y que además había expresado que la haría del conocimiento del presidente Joe Biden, cuando lo visite la próxima semana.
Recordé que el nombre completo de este monumento nacional americano es “La libertad iluminando el mundo”, y que fue un regalo de Francia a los Estados Unidos en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de ese país, aun cuando el regalo se hizo con diez años de retraso.
Esta obra fue inaugurada el 28 de octubre de 1886, en una ceremonia en la que estuvo presente el presidente norteamericano Grover Cleveland. El escultor de la estatua fue Frederic Auguste Bartholdi, y la estructura interna fue diseñada por Alexandre Gustavo Eiffel, el célebre ingeniero francés que construyó la torre que identifica a Paris, como también es autor de la iglesia que se encuentra en Santa Rosalía, Baja California Sur, y que fue transportada desde Europa.
La Estatua de la Libertad, su cuerpo se dice se inspira en la Diosa Griega Hécate que era la protectora de las entradas a los pueblos. Fue precisamente a la entrada a Nueva York por vía marítima la que recibe a los viajeros que llegan a esa ciudad. Como dato curioso, que no fue desmentido por el escultor, para su rostro, tuvo como modelo el de su madre.
Este monumento neoyorquino, en 1924 fue declarado monumento nacional de los Estados Unidos, y desde 1984 es considerado por la Unesco como patrimonio de la humanidad.
Y esa declaración presidencial desde nuestro Palacio Nacional, se hizo en defensa del ciudadano australiano Julian Paul Assange, quien es un periodista fundador del sitio web Wiki Leaks, a través del que se divulgaron datos confidenciales del gobierno americano.
Se le acusa de haber conspirado para obtener información relacionada con la defensa militar de los Estados Unidos, y por esa razón se solicitó su extradición, que al parecer está próxima a materializarse.
Además, se le considera responsable del robo de documentos clasificados y haber descifrado la contraseña de una computadora militar con esos propósitos.
No se le considera como un periodista, ni que su detención atente contra la libertad de expresión. John Demers, Fiscal asistente en Estados Unidos manifestó, que en el Departamento de Justicia: “se toma en serio el papel de los periodistas en la democracia, pero que Assange no era ningún periodista”.
En resumen, para los Estados Unidos, el señor Assange es presunto responsable de la comisión de determinados delitos, y de acuerdo a sus leyes se solicitó su extradición para ser juzgado.
Es un asunto interno que solo corresponde resolver al gobierno americano a través de sus instancias competentes. Ningún gobierno extranjero tiene razón para intervenir en un tema doméstico de carácter judicial.
Una declaración como la que comentábamos al principio es intervenir en asuntos que no debe hacerse, como alentar la impunidad y de alguna manera, internacionalizar la desafortunada estrategia de “abrazos no balazos”.
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