La semana pasada escribí sobre aquellos ciudadanos que, en aras de sus propios intereses, prefirieron traicionar sus convicciones y la pertenencia a una agrupación política, y decidieron apoyar a la candidata de un partido contrario al suyo.

Como lo anuncié, seguiría en esta ocasión hablando de los integrantes de este club, en el entendido de que esa agrupación esta también conformada por otros mexicanos que desde tiempo atrás, incluso sin expresarse en favor de la candidata opositora, ya han aceptado servir al actual gobierno.

A propósito del club, cuya existencia recibió las congratulaciones del presidente nacional de Morena, omití por falta de espacio referirme a la senadora Nuvia Mayorga.

Afirman dentro de esta Alianza que serán “soldados de la doctora Sheinbaum”, ¿no les dará vergüenza tanta abyección?

Un exdirigente priista en la ciudad de México, Erick Fernando Álvarez Martínez, decía que no conocía a la candidata, pero que le convencía su proyecto.

Atribuyen como causas a su desleal decisión, el comportamiento del presidente nacional del PRI. Es obvio que hay muchas actitudes censurables de Alejandro Moreno, como su tibieza y cobardía para atacar al gobierno en decisiones y omisiones censurables en que ha incurrido, pero ese comportamiento equivocado no justifica las traiciones de estas personas.

El club al que me refiero, de mexicanos que por su conveniencia han dejado de militar en el partido al que habían militado para irse al opositor, se mira enriquecido desde hace tiempo, y no solo por la creación de esta pomposamente llamada alianza progresista.

Tenemos a Manuel Bartlett, exprecandidato presidencial cuando fungía como secretario de Gobernación con Miguel de la Madrid, después secretario de Educación con Carlos Salinas y gobernador de Puebla, y ahora director de la Comisión Federal de Electricidad.

Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación y de Desarrollo Social con Ernesto Zedillo, secretario General del PRI. Posteriormente secretario de Educación Pública, ya con López Obrador, y más tarde embajador de México en Estados Unidos.

Quirino Ordaz Coppel, después de una militancia priista larga, gobernador de Sinaloa, en donde perdió su partido y ganó Morena, pero él ganó ser embajador de México en España.

Hablando del servicio exterior, la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, hija de una mujer priista como ella, pero de una integridad política absoluta, después de que le sucedió como gobernador el morenista Alfonso Durazo Montaño, se le nombró por el actual gobierno, cónsul de México en Barcelona.

Otro miembro nuevo de la diplomacia es Omar Fayad, quien fue gobernador en el estado de Hidalgo, y su sucesor fue otro miembro de Morena, Julio Menchaca Salazar. Con honradez profesional, cuando Fayad compareció en el Senado para ser ratificado como embajador, manifestó no tener ni experiencia ni méritos para hacerlo. Eso poco importa ahora, se había logrado un triunfo más para el partido del Presidente.

Ayer fue día de los inocentes, ojalá todo lo escrito fuera eso, una inocentada y no la dramática realidad política del país. Dicen los que cambian de convicciones, que no lo hacen por intereses crematísticos, hay quienes dicen que, como perros, van tras un hueso. No pienso así, los perros son nobles.

Y como estamos en fechas de fiestas, veamos lo positivo, se están yendo y se han ido, del PRI, personas sin sólidos valores y principios.

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