Esa afirmación entendida bien en campaña, además porque él fue quien la apoyó para llegar adonde está, es muy entendible; sin embargo estoy seguro que no lo piensa. Quien crea esa afirmación puede ser sujeto a un juicio de interdicción.

Tenemos miedo porque ha hablado usted de un segundo piso, cuando el primero, lo sabe usted perfectamente, es de confrontación, violación al Estado de Derecho, violencia, cientos de homicidios diarios y expresiones y acciones que lejos de edificar, han venido a crear dos grupos nacionales, los que están con el Presidente a los que él califica de buenos, y los que no comparten sus ideas y esos son los malos.

Tenemos miedo, porque ahora que se habla de reformas constitucionales, usted prioriza incluir en la Constitución más ayudas a determinados grupos, y expresa la conveniencia de modificar al Poder Judicial.

Lo sabemos bien, usted mucho mejor que yo, modificaciones para hacer de la división de poderes solo una declaración en la ley, pero en la realidad una dependencia total del Ejecutivo, como la imagina, desea y sueña el actual Presidente.

Por eso, y por muchas otras cosas señora Presidenta Electa, México tiene miedo. Usted ha tenido reuniones con representantes extranjeros que son voces importantes para la economía nacional. Les ha dicho que no se preocupen. Pero sus palabras pierden fuerza cuando López Obrador califica de inaplazable e “inamovible” la elección popular de ministros y jueces.

Sin embargo, usted lo sabe, la Suprema Corte es garante de que se respete la Constitución, y este ordenamiento contempla la estructura del sistema jurídico nacional, hecho a lo largo de la historia de nuestro gran país.

Es la Constitución y la forma de gobierno en ella señalada, resultado de muchos años y muchas luchas; la independencia, la reforma juarista y la revolución de 1910, están presentes en los artículos que la conforman.

Lamentablemente, López Obrador, que conoce la historia nacional, se ha dedicado desde que inició su gobierno, a intentar y lograr atentar contra ese Estado de Derecho.

Ni todas las hojas de este periódico serían suficientes para referir todas las aberraciones por él ordenadas.

La mencionada reforma judicial que implicaría entre otros temas la elección de juzgadores federales es el camino directo para establecer una dictadura en la que las iniciativas del Ejecutivo, por atentatorias a nuestro sistema legal que fueran, serían aprobadas “sin quitarles una coma”, por una Corte integrada por ministros postulados por el Partido en el poder.

Se ha hablado de la idea de promulgar una nueva Constitución federal, en la que se incluiría un fortalecimiento absoluto del poder oficial; la abolición de la propiedad privada para que las familias no fueran propietarias ni de sus casas, sino que solo tuvieran el disfrute de su vivienda por el tiempo y las condiciones que marcara el propio gobierno.

Es el momento doctora, para bien de México, salud social, y afianzamiento de su autoridad, que diga usted: BASTA a los propósitos de marcar en los días que le quedan como Presidente, la marcha de nuestro país los próximos seis años.

Ganó usted las elecciones con una votación que no permite ninguna duda; sin embargo muchos mexicanos tenemos miedo.

Miedo a que usted, que en repetidas ocasiones ha dicho que el actual Presidente de la República es “el mejor del México moderno”, pretenda continuar con su demoledor programa.

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