Es esta una expresión que se usa para decir que alguien ha muerto, o que va a morir, según el tiempo del verbo empleado.

Se usó con las personas que iban a ser fusiladas, hay quienes dicen que surgió desde la Revolución de 1910, otras investigaciones afirman fue durante la Guerra Cristera. Su significado, independientemente del momento en que se haya comenzado a emplear, es que a las personas que iban a ser fusiladas, se les permitía como un último deseo, si así lo manifestaban, que pudieran fumar un cigarro.

El cigarro que se les ofrecía era de la marca Faros fabricados por Tabacalera Mexicana, que eran muy populares y baratos. Es así como esa frase actualmente se usa, más por las personas mayores que por los jóvenes, para referirse al fallecimiento de una persona.

Esa expresión recientemente la dijo una mañana el presidente de la República, la aplicó a Enrique de la Madrid, priista que es aspirante a la candidatura presidencial por la alianza formada por varios partidos, entre ellos el suyo.

Se trató de una más de las muchas, casi diarias, expresiones desafortunadas que tiene en sus conferencias. Lleva más de cuatro años ofreciéndolas y en ellas proceder como cualquier ciudadano puede hacerlo en reuniones particulares, pero que él, como titular de uno de los poderes del país, y desde donde lo hace, y con recursos oficiales, tiene la obligación de abstenerse.

No ha habido un Presidente que como él hable de la política partidista. Parece un columnista político, y no un estadista.

Finalmente, siguiendo su concepto, podemos decir que Enrique de la Madrid, no ha “chupado Faros” como dijo el Presidente, hemos de entender que de la coalición de esos partidos, se escogerá a aquel político que se considere tiene mayores posibilidades de triunfo.

De la Madrid, además de ser un hombre con una trayectoria destacada en el servicio público es preparado y de reconocida probidad e inteligencia. Egresado de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, fue un alumno brillante en la Facultad de Derecho.

Dentro de este campo electoral, el partido en el poder, con una mera declaración de su dirigente, agregó un nombre más entre los aspirantes, el de Ricardo Monreal. Celebro su inclusión es un hombre de talento y de una larga militancia al lado de López Obrador.

Censurable, que este gobierno y su partido, que dicen actuar democráticamente, lo hayan hecho de una forma que puede compararse, o mejor dicho, parece estar inspirada en los antiguos métodos del PRI.

La simpatía presidencial por la jefa de Gobierno de la ciudad, para que sea la candidata, es tan evidente como que parece irrefrenable. De tal manera es ostentosa que, para querer borrar la falta de mantenimiento del Metro de la ciudad, se quiere hacer aparecer que son posibles actos de sabotaje los que han provocado los accidentes presentados.

Y para eso, se manda a la Guardia Nacional, disposición realmente kafkiana. Existiendo una inseguridad nacional realmente grave, vemos a quienes podrían atacarla, caminando por los andenes de las estaciones y subiéndose a los vagones.

Lo que resulta también difícil de creer es lo que vimos que un grupo de mujeres golpeaba y dañaba las entradas en una estación, ante la mirada de los integrantes de la Guardia, que solo miraban y nada hacían.

Lamentablemente, porque lo sufrimos todos, el Estado ha fracasado en forma destacada en el combate a la delincuencia. Trabajo arduo para el próximo gobierno en este tema, como en otros muchos descuidados por este gobierno.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM


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