Esta expresión futbolística define el error que comete un jugador en perjuicio de su propio equipo al meter el balón en la portería que debe defender. Recientemente, el Presidente López Obrador, la empleó para referirse a las elecciones que en Argentina le habían dado el triunfo al candidato presidencial Javier Milei, y dijo que el pueblo argentino se había metido un autogol, y criticó al Presidente de esa nación.

Expresiones contrarias a nuestra política internacional cuyo sustento lo tenemos no solo en la tradición que alguna vez, en los sexenios anteriores, señalaba como ejemplar nuestras prácticas internacionales, como también, ese principio de no intervenir en la política interior de otros países, lo ordena la Constitución General de la República.

Concretamente en el artículo 89 que señala las obligaciones y facultades del Presidente, en su fracción X, textualmente especifica como principios que debe respetar “…la no intervención”.

Ignoro qué objeto tiene criticar un proceso democrático de otro país. Cuál es el fin de crearnos conflictos con otros gobiernos. Empleando su forma de expresarse, son verdaderos autogoles del gobierno de la República en contra de la administración pública y de los intereses nacionales.

Si el sexenio fuera de 90 minutos la portería estaría llena de los balones que López Obrador ha introducido a su cancha.

En el orden internacional, tenemos entre otros autogoles, el comportamiento presidencial al haber criticado la destitución del Presidente Pedro Castillo del Perú, cuando disolvió el Congreso, en un auténtico autogolpe de estado.

Para desventura nacional, si el gobierno fuera un partido de futbol, que afortunadamente ya está terminando, serían muchos los balones que los pies del señor Presidente han colocado en su cancha.

Severamente es criticable la conducta negligente, por decir lo menos, del Presidente para atender a los damnificados de Acapulco por el paso del huracán del mes pasado. Ha ido a tener reuniones para que le informen de las tareas realizadas, cuando se lo podrían decir en Palacio Nacional, pero no ha recorrido las zonas devastadas, ni platicado con quienes perdieron familiares y su patrimonio. Insensibilidad que es otro autogol.

Dentro de los balones que determinan el marcador en su contra, que él mismo ha puesto en ese marco, está la reciente declaración de que el pueblo puede “sentirse satisfecho por tener a su lado como ángel de la guarda al Gobierno, al Ejército, a la Fuerza Aérea, a la Armada y a la Guardia Nacional”. Declaración dolorosamente falsa. Los abrazos no han atajado los balazos de los delincuentes.

Un autogol más está en la terna presentada al Senado de la República, para que se nombre la vacante que existe en la Corte. Fue un autogol, porque ninguna de las personas propuestas, independientemente de las muchas cualidades de las que estén investidas, tienen la trayectoria política y experiencia jurisdiccional que se requiere posean quienes integren el más alto Tribunal del país. Eso sí, se está garantizando la lealtad para buscar la aprobación de muchas de sus ideas ilegales y equivocadas.

Esperemos que no logre meter el último autogol que sería para un futuro de verdad dramático para nuestro gran país, que ganara su candidata las elecciones del próximo año.

México, en el que creemos, como dice el poeta, como en el vértice de un juramento, no merece otros seis años de Morena.

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