Tras el esperado anuncio del nombramiento de García Harfuch como próximo titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana hay quienes han salido a criticar el hecho de que, con la Guardia Nacional en la SEDENA, la función del nuevo Secretario de Seguridad no es tan relevante. Sin embargo, a pesar de que seguramente se presentarán retos muy importantes para la coordinación y trabajo conjunto con el Ejército, el perfil técnico y la amplia experiencia operativa de Harfuch, aunado a la confianza y cercanía que le tiene la presidenta electa, serán factores determinantes para revitalizar a la SSPC y sus tareas en el ámbito de una estrategia de seguridad renovada.
En lo que respecta a la Guardia Nacional, quizás derivado de su accidentado origen, desarrollo y adscripción, aún requiere reforzar su estrategia, identidad y función. Si bien han avanzado en el despliegue de más de 133 mil elementos y en el número de cuarteles construidos, les falta fortalecer su capacidad de acción en lo local, en tramos carreteros, en sus habilidades en materia de investigación, proximidad, y sus capacidades para la mediación, perspectiva de género, trabajo con poblaciones vulnerables, prevención del delito y su actuar como primeros respondientes.
La situación de violencia e inseguridad en el país presenta retos urgentes de atender, delitos como la extorsión y la violencia en contra de mujeres y niñas han empeorado significativamente los últimos años, mientras que el homicidio sigue siendo uno de los principales problemas de seguridad. En tal sentido, y con todos estos retos en la materia, existen ejes clave para la seguridad pública en los que el próximo Secretario de Seguridad podría hacer cambios significativos y con ello darle fuerza a su gestión y a la estrategia de seguridad que México requiere.
Primero, el fortalecimiento y relanzamiento del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), para el uso estratégico de la inteligencia y la investigación, incluida una vertiente de inteligencia social que permita evaluar la gobernabilidad y dinámicas en el territorio, particularmente en aquellos más alejados o de menor población, puede resultar un contrapeso importante con las fuerzas armadas. En este rubro, podría además fortalecer la capacidad de investigación para reducir la impunidad y usar los recursos de manera más eficiente.
Segundo, tiene la oportunidad de conferirle, como nunca, prioridad y fuerza a la atención de las causas, a partir de una política de prevención social del delito con perfiles especializados y recursos financieros importantes y a la medida del reto que existe en el país; especialmente, en la necesidad de recuperar a nuestra niñez y juventud de las manos del crimen, en diversas regiones. Así como de emprender estartegias territoriales y basadas en evidencia para la prevención de la violencia en contra de mujeres y niñas.
Tercero, fortalecer y resurgir al Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública. Este puede y debe ser un brazo importante en la gestión del nuevo secretario de Seguridad, velando por la honestidad y la preparación de los mandos, así como la instalación de un sistema de calidades mínimas y precios máximos para evitar la corrupción, así como una estrategia continua de diagnóstico, que permita diferenciar necesidades para el diseño estratégico y basado en las prioridades que la estrategia nacional de seguridad mandate en la implementación del fondo federal en los estados. Es necesario, desde esta instancia, reimpulsar con recursos y guía el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica.
Cuarto, considerar el sistema penitenciario como un pilar prioritario en la seguridad, e implementar verdaderos modelos de reinserción transversal para evitar la reincidencia, al tiempo de obligar a las empresas que tienen millonarios contratos en estos recintos a reinvertir un porcentaje de las ganancias en proyectos serios de prevención terciaria.
Finalmente, y como lo ha mencionado en repetidas ocasiones el experto en seguirdad, Eduardo Guerrero, la colaboración con agencias estadounidenses en materia de seguridad, inteligencia e investigación será un componente clave para lograr recuperar la gobernabilidad de algunos territorios. Ojalá que la llegada de un perfil técnico como el de Harfuch, abone a reorientar la estrategia y mejorar la situación de seguridad en el país.
@EuniceRendon