En los últimos días se ha viralizado en redes sociales el caso de Rodolfo “Fofo” Márquez, un “influencer” de 26 años que el pasado 22 de febrero golpeó brutalmente a una mujer en el estacionamiento de un centro comercial en Naucalpan, como reacción a un impacto leve que la mujer dio a su espejo retrovisor.
Las heridas causadas a la víctima tardaron veinticinco días en sanar y le dejaron una cicatriz en el rostro. Además, dada la prepotencia del Fofo, teme represalias en contra de ella o de su familia.
Gracias a un video que fue viralizado y a la presión social, el joven originario de Jalisco fue detenido el 4 de abril y vinculado a proceso por tentativa de feminicidio. Las imágenes compartidas tras su detención lo muestran sonriente y confiado. Sin embargo, durante la primera audiencia ya tenía otro rostro, intentó disculparse por lo sucedido y ofreció arrodillarse para que las mujeres presentes lo patearan a modo de castigo, asegurando que su cabeza tiene precio en la cárcel.
No es la primera vez que el Fofo se ve envuelto en situaciones polémicas, en las que pone de manifiesto su clasismo y ejerce violencia. Es reconocido en redes sociales por presumir una vida de lujos, de poder e influencias. Destacan compras millonarias y un estilo de vida superficial, compra botellas lujosas de alcohol, cuentas millonarias en bares e incluso unos tenis de más de 7 millones de pesos.
En julio de 2022, cerró el puente Matute Ramos en Guadalajara, con numerosos vehículos de lujo. Por estas acciones, la Fiscalía de Jalisco lo obligó a realizar un donativo de 35 mil pesos y 12 horas de labor comunitaria, en las que el joven aprovechó para grabar videos mencionando que era la primera vez que agarraba una escoba en su vida.
Desafortunadamente, el caso del Fofo se suma a muchos otros en los que la ciudadanía ha sido testigo de la manera en la que se conduce un sector de la sociedad mexicana. Duele e indigna ver la prepotencia, los privilegios y el poder violento con el que algunas personas se sienten intocables, con la seguridad de que están por encima de la ley, solo por pertenecer a una cierta clase socioeconómica, por el color de piel o por contar con influencias.
Algunos casos recientes que nos recuerdan esta realidad son: Patricio, el junior de Puebla que golpeó violentamente rompiéndole la nariz a un guardia de seguridad que trabajaba en el fraccionamiento Lomas de Angelópolis, hecho que fue captado en un video que se viralizó y fue duramente criticado. El adolescente huyó para evadir a la justicia y se encuentra en California. Su actitud es un reflejo de los valores con los que su familia lo había educado, pues su padre también fue sorprendido agrediendo a un guardia de seguridad y su madre agredió a una mujer en una cafetería. Yamil G, hijo de un empresario constructor poblano, arrolló en su Mercedes Benz a un hombre, arrastrándolo durante 50 metros en su intento de fuga. Gracias al amparo que le otorgó un juez federal en 2021, no fue detenido, y desde entonces se encuentra prófugo. El ‘Tiburón’ Medina, irrumpió en la cocina de un restaurante de comida rápida en San Luis Potosí y golpeó en repetidas ocasiones al empleado que le había solicitado que se formara para ser atendido.
La justicia en nuestro país también es selectiva y racista. Las cárceles están llenas de pobres. De acuerdo con CONEVAL, el 70% de las personas sin sentencia en prisión ganaban menos del promedio mensual de los hogares en México, y el 23% vivía en pobreza alimentaria antes de su detención. Más del 90% de los detenidos preventivos tienen tonos de piel más oscuros en la escala PERLA del G a la A.
Desafortunadamente, comportamientos ilegales y éticamente cuestionables como los del Fofo, se encuentran normalizados e incluso glorificados. Las redes sociales y la indignación han contribuido a exponer esta realidad. Sin embargo, queda mucho por hacer y es tarea de todos y todas no permitir ni dejar pasar ningún acto de prepotencia y agresión. Debemos denunciar, visibilizar y observar a nuestras autoridades para que este tipo de casos nunca queden impunes. Basta de mirreyes prepotentes, clasistas y machistas!