Fiel a la costumbre de la homilía matutina, en la que se critica a los medios cuando reportan algo que contradice el discurso oficial, la conferencia de prensa de ayer tuvo una sección dedicada a lo que la Organización Mundial de la Salud llama “infodemia”, o la propagación de fake news o paparruchas.
A lo largo de los últimos meses, el presidente y adláteres han dedicado cuanto tiempo pueden al papel de la prensa y los medios de comunicación. Como él lo entiende, y así lo definió en una intervención el 22 de abril, el buen periodismo debe “defender al pueblo”. Definición loable en primera lectura, pero sumamente engañosa por lo que implica: si él se asume como representante y voz del pueblo, se sigue entonces que el periodismo lo debe defender a él también.
Asimismo, en claro eco de las expresiones de su equivalente en Estados Unidos, Donald Trump, el presidente mexicano resalta que ningún gobierno ha recibido tanta crítica como el suyo. Eso también se puede conceder, pero no en los términos en los que él plantea: si hay más crítica y más investigación se debe a los avances democráticos de las últimas décadas, y a la apertura de espacios y voces plurales. Una democracia sana depende de una prensa independiente y crítica; no por nada Thomas Jefferson, tercer presidente estadunidense, alguna vez dijo que si tuviera que elegir, preferiría tener una sociedad con periódicos y sin gobierno a tener una sociedad con gobierno y sin periódicos.
Hace medio siglo, en los tiempos en los que el presidente entraba a la política nacional, los integrantes de la prensa crítica y profesional se podían contar con los dedos de una mano… y sobraban dedos. Hoy vemos investigaciones, reportajes y columnas de estándares mucho más altos. Aquellos que ahora son desdeñados desde Palacio Nacional han ganado premios internacionales, han expuesto la corrupción rampante de sexenios previos –al grado de influir en las elecciones nacionales de 2018 con reportajes sobre Javier Duarte y sobre la entonces Sedesol, por más que al séquito oficialista le cueste admitirlo– y comienzan a levantar la cortina sobre el sexenio actual.
El caso más reciente, sin duda, son las dos ocasiones en las que reportajes sólidos han señalado a un miembro del gabinete ampliado, Manuel Bartlett, y a su familia, por diversas irregularidades. Desde riqueza inexplicable –“Bartlett bienes raíces”, dado a conocer en agosto del año pasado en este diario– hasta sobreprecios en venta de ventiladores al Instituto Mexicano del Seguro Social –“Hijo de Bartlett vendió al gobierno el ventilador COVID-19 más caro”, publicado por MCCI el 1 de mayo–. No que la opinión pública e incluso miembros de Morena tuvieran la mejor impresión del titular de CFE –“insulto a mi familia” dijo Tatiana Clouthier cuando supo de su nombramiento–, pero gracias a piezas sólidas de periodismo tenemos mayor claridad sobre la corrupción que no se barre sino se solapa.
“Infodemia”, en cambio, es lo que escuchamos la mayoría de las mañanas a las siete en punto y en redes sociales oficiales a lo largo del día. Dice Luis Estrada, director de Spin–Taller de Comunicación Política, que en promedio son 70 las afirmaciones falsas que hace el presidente por conferencia. Tan solo ayer hubo una grande: que no habían aumentado las denuncias por violencia intrafamiliar en México durante la pandemia porque éste es un “país fraterno”. Los números del propio gobierno lo contradicen: según los datos más recientes del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el SENSP, con corte a 31 de marzo, las llamadas al 911 relacionadas con violencia a la mujer han aumentado.
Colofón
Hace dos años publiqué un libro llamado Fake News, la nueva realidad. Uno de los casos de estudio que incluía era el reportaje de portada de un semanario con fecha del 26 de septiembre de 2015. Ahí se mostraba, como prueba fulminante, un cheque que a todas luces había pasado por Photoshop. Nunca hubo disculpa ni retracción de la noticia falsa.
La persona que firmó ese reportaje fue, ni más ni menos, el hoy titular del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano. El mismo que ayer en la mañanera denunció la “infodemia” actual.
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