La imagen y la luz de Canelo Álvarez son tan grandes que han logrado llegar a instancias inimaginables. Su nombre, más allá del boxeo, es una marca mundialmente reconocida, es sinónimo de disciplina, prestigio y éxito, mismo que lo han llevado a ser un embajador para México en cualquier rincón del mundo en donde se pare, además de que cada que puede le da todo su amor a su país a través de sus logros deportivos, invirtiendo y ayudando a los suyos.
Luego de un jueves maravilloso de Thanksgiving day, acá en Las Vegas, por supuesto mucho futbol americano y un manjar de ensueño, acompañado por mi eterna compañera Laurita González, pues los hijos van volando poco a poco, el viernes me desperté con la noticia y las imágenes de mi querido y admirado Canelo y mi hermano del alma Mauricio Sulaimán visitando “La Mañanera” para promocionar al boxeo y la activación física en mi amado México. No podría haberme levantado con mejor noticia, pues eso he venido pidiéndole a gritos a los dioses del boxeo; que se genere la nueva generación de guerreros mexicanos y que, de paso, a la juventud que vive tantos peligros hoy en día, se le ofrezca por medio del deporte —en este caso el boxeo—, la enorme oportunidad de abrazar a tan bella disciplina y noquear a las tentaciones de la vida.
Siempre he pensado que, en mi caso, de no haber vivido de joven horas y horas en un dojo preparándome para pelear en los tatamis, otro gallo me hubiera cantado en este camino llamado vida, donde perdí a entrañables amigos de la infancia que desafortunadamente no abrazaron la disciplina del deporte, sino que abrazaron a las tentaciones y los vicios.
En la Ciudad de México la presidenta Claudia Sheinbaum le abrió las puertas al boxeo y de paso a Canelo y a Mauricio Sulaimán para poder unir fuerzas y generar nuevas oportunidades de vida para nuestros jóvenes. Creo fervientemente que el boxeo, por cierto, el deporte que más gloria le ha dado a México, por consiguiente, no es uno más para nosotros los mexicanos: ¡México es boxeo y el boxeo es México!
Queridos Canelo, Mauricio Sulaimán y Miguel Torruco, saben que cuentan con un aliado incondicional, pues si se trata de sumar para mi país, me entrego al 100% desde donde quiera me encuentre, y agrego en esta fórmula a un mexicano excepcional como es mi querido Juan Carlos Hank, quien está dispuesto —como siempre— a dar todo por su México y por el boxeo mexicano que tanto le gusta.
@ErnestoAmador