Miguel Torruco Garza es un muy buen amigo con el que difiero en el pensar político, pero sin duda, nos une el eterno amor por México y una desbordada pasión por el boxeo.
Torruco es un hombre leal a sus principios y ciertamente, un hombre de retos, por lo cuál le auguro una gran gestión al frente de la Dirección Nacional de Promoción al Deporte y al Bienestar, cargo que le encomienda la nueva presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum.
Mi historia con los Torruco data de muchos años atrás, cuando conduje al lado de María Elena Torruco el programa Salud Física y Mental en Grupo Fórmula. Sin duda una familia que ama a México y le ha entregado su vida desde la primera actríz, María Elena Márquez, abuela de María Elena y Miguel.
Como decía al principio, pensamos diferente políticamente hablando, pero que no les quede la menor duda de que si se trata de sumar a favor de México, inmediatamente las diferentes formas de pensar salen sobrando, pues lo importante es México.
Torruco Garza enfrentará seguramente un enorme reto en el boxeo, pues los dinosaurios, que se han beneficiado durante décadas del boxeo mexicano, no querrán aceptar las nuevas ideas de hacer crecer al deporte más exitoso por excelencia en la República Mexicana y es lógico que no quieran soltar las sillas que les han dado tanto beneficio personal y poco crecimiento a nuestro boxeo.
Basta mencionar los pobres e inexistentes resultados olímpicos para entender que no se ha trabajado de manera correcta.
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Recientemente fuimos testigos de la locura que se vivió en Pachuca por la falta de un reglamento boxístico homologado a nivel nacional en México, independientemente de que no se trabaja en las fuerzas básicas y el semillero de nuevos talentos, literalmente en México levantas una piedra y salen infinidad de boxeadores.
Creo firmemente que si Torruco Garza ejerce mano dura y une al boxeo bajo un solo paraguas que lo cobije, se lograrán éxitos inimaginables. ¡Y esta es la oportunidad para hacerlo!
Querido Miguel: frente a ti tienes la oportunidad de cambiar al boxeo mexicano y desde ya, te digo que cuentas conmigo incondicionalmente. No olvides que amo a México y a nuestro boxeo igual o más que tú. Y sueño con que dominemos en buena lid al boxeo mundial.
Durante años, he venido desarrollando un plan de trabajo de unidad y honestidad en torno al boxeo y empeño mi palabra en que, algún día, lo pondremos en acción.
Y sin duda, Miguel, tú puedes ser el aliado natural para ello.
Finalmente, te pido que no olvides a la raza que vive en los Estados Unidos, que también somos mexicanos y que unidos podemos ser la más grande potencia de boxeo por mucho.
¡Éxito, Miguel! Va por el boxeo y por México. Unamos a nuestro país mediante el boxeo.