Un polémico resultado, un artero codazo, una grata sorpresa, pero sobre todo un evento al estilo del Super Bowl, fue lo que nos deja el encuentro boxístico que se celebró el 28 de octubre en el Boulevard Hall, en Riad, Arabia Saudita. ¡La noche que cambiará al boxeo!
El combate profesional número 35 de Tyson Fury y el debut profesional de la leyenda de las artes marciales mixtas Francis Ngannou, fue la estelar. Esta pelea quizá no esté ni cerca de los mejores combates en la historia en los pesos pesados, pero lo que rodeó al polémico encuentro, sin duda será recordado eternamente por la inversión, las personalidades que asistieron y el derroche no solamente económico, sino la convocatoria que tuvo.
Aunque duela, hay que reconocer que el boxeo se hizo viejo en todo sentido y esto que sucedió en Arabia Saudita rejuveneció al deporte y lo llenó de esperanza. Si no atraes a las nuevas generaciones, estás perdido, pero la soberbia de los que manejan el boxeo los tiene cegados.
La obsoleta manera de mostrar el boxeo tiene que cambiar o tendrán que resignarse a morir.
Tengo 57 años de edad y seguramente más de 50 consumiendo boxeo. Desde que mi padre, el Dr. Amador, me enseñó a disfrutar del deporte que no se juega, hace ya más de cinco décadas, la manera de presentarlo es la misma.
Es sabido que en las redes sociales se destila y derrama odio. De cada 10 comentarios, seguramente ocho son de crítica y mala leche, pero ruido es ruido, ya sea bueno o malo, y el encuentro entre Fury y Ngannou no pasó desapercibido. Fue tendencia mundial.
No cabe duda que le urgía una inyección de algo novedoso al deporte y, si bien, la estelar de la noche dejó mucho que desear, lo que rodeó al evento fue mágico. ¡Nuevamente, gracias Turki Alalshikh!
Siempre he sido partícipe de celebrar los éxitos de mis paisanos y de mi México. Es por eso que quiero referirme a un mexicano que —en Arabia Saudita— nos representó, y muy bien. Me refiero a Mauricio Sulaimán, el único presidente de algún organismo sancionador a nivel mundial que estuvo presente, y es orgullosamente mexicano.
Querido Mauricio: Me honró y emocionó ver la deferencia con la que te trataron en este histórico y relevante evento. Al verte a la distancia, me sentí bien representado. El cariño que te brindaron, de alguna manera también es para el boxeo mexicano. Me enorgullece saber que te has ido convirtiendo en uno de los personajes más influyentes en el boxeo y me enorgullece más que no has olvidado los tacos y los huevos divorciados de Sanborns que tanto disfrutas. Gracias por representar a México y al boxeo mundial con tu corazón verde y oro... Y seguramente también verde, blanco y rojo.
Ver juntos a Marco Barrera y Naseem Hamed, a Sugar Ray Leonard y Roberto Durán, a Barrera y Erik Morales, a Óscar de la Hoya y Manny Pacquiao, a Roy Jones Jr y a Mike Tyson, a Dmitry Bivol y Artur Beterbiev, además de peleadores de la talla de Miguel Cotto, Amir Khan y promotores legendarios como Bob Arum y Frank Warren. Por si fuera poco, al mismísimo Cristiano Ronaldo, Rio Ferdinand y Eminem, nos habla de la magnitud del evento.
Todos los deportes han evolucionado y han innovado en la manera de entregar contenidos a lo más importante: su público. En el boxeo, se durmieron en sus laureles.
En Arabia Saudita, se enfrentaron dos de los mejores atletas de los deportes de contacto, como Tyson Fury y Francis Ngannou.
De hecho, Ngannou —en mi opinión— ganó o de perdida empató, y esto prende otro foco rojo en el boxeo, Fury se confió, como se han venido confiando los que manejan al boxeo. Sienten que con pararse en el encordado ganan y justo al mejor estilo de “Rocky”, los que cortan el pastel en el deporte de los puños perdieron el “Eye of the Tiger”.
Turki Alalshikh le dio una sacudida histórica a todos aquellos que creen que lo saben todo, los que promueven boxeo.
Seguiré reiterando la urgente necesidad de menos arrogancia y más unidad en el deporte. Paradójicamente, alguien del Medio Oriente les acaba de dar a los radicales en el boxeo, una lección de unidad y convocatoria sin precedentes. Celebremos pues lo que nos regaló Arabia Saudita y Turki Alalshikh, y de paso roguémosle a los dioses del boxeo que sacuda a los arrogantes y sabelotodo, para que el recupere el “Eye of the Tiger”, como lo hizo “Rocky”.
@ErnestoAmador