El sábado pasado acudí al foro Justicia para todas: Reforma al Poder Judicial, una deuda histórica, en el magnífico escenario del Centro Cultural Los Pinos.
En un auditorio con más de 300 mujeres, en medio de un ambiente festivo, hablamos desde diversas perspectivas de lo que yo llamaría ser mujer en la 4T y su lucha por la justicia.
Estamos ante un hito de la historia de México. Ante la inminencia de la toma de posesión de la primera presidenta, las mujeres de todas las edades y condición socioeconómica muestran esperanza en el futuro ante la certeza de que estamos en tiempos de mujeres y que, ahora sí, el infinito será el límite para cada una.
Nos toca ahora, a las mujeres que estamos en puestos de toma de decisiones, continuar allanando el camino para las siguientes generaciones; por ello en este momento en que está la discusión de la Reforma al Poder Judicial, es imprescindible que incorporemos el enfoque y necesidades de las mujeres quienes han sido las más afectadas por las sentencias de jueces que imparten justicia con prejuicios contra ellas.
Mientras que en el Poder Legislativo se ha creado un marco normativo que protege a las mujeres y el Poder Ejecutivo ha creado instituciones para procurar que las normas se conviertan en políticas públicas en beneficio de la equidad, en el Poder Judicial no se han visto avances al respecto: las necesidades de las mujeres han estado ausentes de la impartición de justicia.
El Poder Judicial debe aceptar que incorporar la perspectiva de género implica reconocer que la aplicación de la ley no es neutra en tanto que interviene la subjetividad de quienes dictan sentencias; hasta hoy jueces, magistrados y ministros, siguen utilizando prejuicios y estereotipos de género que revictimizan a las mujeres.
Si bien la SCJN ha publicado manuales para la utilización de la perspectiva de género, está claro que esta herramienta no es utilizada por las y los impartidores de justicia.
La pregunta obvia es ¿por qué si la lucha de las mujeres a través de la historia ha logrado que nuestras demandas se transformen en leyes, instituciones y políticas públicas, en el Poder Judicial nada ha sido posible?
En este y otros temas, el Poder Judicial ha cerrado los ojos a la realidad y además, lejos de toda transparencia, ha envuelto en el oscurantismo lo que en él ocurre.
Por ejemplo; el tema de la paridad no es una práctica común al interior del PJF, no obstante que la Reforma Constitucional del 6 de junio de 2019 estableció la obligación de observar el principio de paridad de género en la integración de los órganos jurisdiccionales; en ninguna de estas instancias la participación de las mujeres llega al 50%.
Resulta una contradicción en sí misma que el Poder que debe velar por la justicia sea el primero en desacatarla; como sabemos, la observancia del principio de paridad de género no sólo garantiza la participación y representación igualitaria de mujeres y hombres en la vida democrática de una sociedad, sino que es una manifestación viva y concreta de la justicia social a la que México hoy aspira.
La paridad en los ámbitos de la vida pública es una deuda histórica con las mujeres; por ello decimos que, si llega una, llegamos todas.
Exfiscal general de Justicia de la CDMX