Entre la madrugada de ayer 15 de septiembre y hoy, celebramos con emoción un aniversario más del evento que, 214 años atrás, marcó el inicio de la lucha por la independencia de nuestro país, independencia afanosamente construida por las mayorías de alrededor de nueve generaciones de mexicanas y mexicanos que fueron tan evidentemente menospreciadas durante los 36 años pasados.

Hoy también entra en vigor la promulgación de la histórica Reforma al Poder Judicial que tiene como fin garantizar que toda persona tenga acceso real a la justicia, mediante un cambio profundo en la organización e integración de los diversos órganos que forman el Poder Judicial de la Federación y los poderes judiciales locales.

Con la Reforma al Poder Judicial se fortalece la democracia y la participación ciudadana en los asuntos públicos y se afianza la división de poderes, que es la esencia de la República, ya que el Poder Judicial, surgirá de la voluntad ciudadana, no del acuerdo político, de las influencias o de las relaciones familiares.

Desde su concepción la reforma busca la independencia y autonomía del Poder Judicial, separando su función judicial del poder político y económico, para protegerla de intereses fácticos o criminales. Esto es imperativo para lograr que la justicia alcance a todas y a todos, sin importar su ingreso, influencia política o económica.

Porque la historia de nuestra nación se escribe con cada paso que damos en la búsqueda de una justicia real y efectiva, la reforma judicial es una respuesta a las demandas históricas de los ciudadanos que claman por un sistema judicial más justo, más transparente y accesible.

Desde que se formuló por parte del Ejecutivo Federal, la reforma aborda como prioridad atender a una de las grandes dimensiones de la justicia que es la impartición; pero somos plenamente conscientes que también es necesario dar respuesta integral al reclamo social de justicia, por lo que debemos revisar las Fiscalías, la atención a víctimas, la defensoría pública y la justicia cívica. Esto será el siguiente paso a resolver.

Por lo pronto jueces, juezas, magistrados, magistradas, ministros y ministras del Poder Judicial serán electos mediante la voluntad ciudadana, esencia de la República e incentivo para el fortalecimiento de la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos del país.

Para la selección de las personas elegibles, deberán haberse distinguido por su capacidad profesional, honestidad y honorabilidad en el ejercicio de sus actividades. Quienes se postulen, pasarán por un primer filtro integrado por comités de evaluación conformados por personas reconocidas en la actividad jurídica.

La Reforma al Poder Judicial refleja el anhelo del pueblo de México para que mejoren los procedimientos judiciales y se de garantía de que todas las voces sean escuchadas y atendidas; es esencial para la paz, ya que implica un cambio trascendental del modelo viciado que imperó por muchos años.

Porque la historia se escribe con cada paso, una justicia real, efectiva y expedita podrá comenzar a ser realidad con la entrada en vigor de la Reforma al Poder Judicial y hoy, 16 de septiembre, se abre una nueva etapa en la vida de la Nación Mexicana.

Senadora