Mucho ruido y opiniones divergentes ha causado la “invitación” del presidente Trump al presidente López Obrador a la Casa Blanca, para celebrar la entrada en vigor del T-MEC. La percepción amplia en México es que no debería ir a Washington, que no hay razón para hacerlo, que hay más riesgos que beneficios, que no es de interés de México. Pero como siempre, AMLO no escucha la opinión de los expertos. No tiene sentido, no hay un objetivo claro para México. La carta del excanciller Bernardo Sepúlveda al Presidente es elocuente. En el mismo sentido ha habido pronunciamientos de otros excancilleres y miembros del Servicio Exterior. Pero no hay manera, no escucha, no debate; tiene otros datos y con eso basta. Trump fue sumamente insistente en la invitación a la Casa Blanca.

El otro socio del Tratado, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo que no iría a Washington y posteriormente dejó, hasta ahora, la indefinición de su asistencia. Quedó evidenciado el gran interés que Trump tiene del encuentro con López Obrador. En México se maneja por la Cancillería como una reunión de trabajo entre ambos mandatarios. No deja de llamar la atención que es el primer viaje al extranjero de AMLO desde que asumió la Presidencia. El encuentro con el presidente-candidato tendrá lugar a solo 4 cuatro meses de las elecciones presidenciales en EU y en plena campaña de Trump. Su interés por ser reelecto prevalece sobre todo lo demás. Lo que coloca al encuentro en una situación singular en la que privará —como ocurrió en 2016 en su viaje a México— su interés principalísimo por ganar la elección. Además de que nunca hay que olvidar que EU no tiene amigos, tiene intereses.

En las actuales circunstancias de una elección reñida, en que su opositor por el Partido Demócrata lleva la delantera según todas las encuestas, es difícil pensar que la visita de López Obrador pueda mantenerse fuera de la política electoral; jugará en ese terreno aunque no lo diga. Al mismo tiempo López Obrador ha afirmado dos cuestiones: que no se entrevistará con Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, y que no se reunirá con grupos de mexicanos en Estados Unidos. La primera parecería una reunión obligada para deslindarse de las cuestiones electorales, podría incluso no reunirse con Biden pero sí hacerlo con Nancy Pelossi, cabeza de los Demócratas. Si no lo hace, evitará la equidistancia en la relación de México con los dos partidos que se enfrentan en la elección presidencial, lo que beneficiaría a Trump. La circunstancia define la política, eso es evidente.

Lo que resulta incomprensible —y esperemos que eso cambie— es que López Obrador tampoco se reunirá con grupos de mexicanos. Para la política exterior de México la defensa de los mexicanos en el extranjero es prioridad, los connacionales indocumentados en EU la pasan mal: persecuciones y deportaciones, separación de familias mexicanas y centroamericanas, niños y jóvenes detenidos mientras se resuelve su demanda de asilo, cientos de miles en territorio mexicano a lo largo de la frontera con EU por un acuerdo entre los dos países. Importante sería para los 700 mil jóvenes del DACA un encuentro con AMLO, después de la decisión de la Suprema Corte en apoyo a los jóvenes. Trump ha dicho que intentará de nuevo cancelar el programa que les otorga la seguridad de no ser deportados, de estudiar y trabajar a jóvenes que llegaron a EU siendo niños. Los migrantes mexicanos y los residentes en EU esperarían que el Presidente de México se reuniera con ellos, es una costumbre en general cuando un Presidente viaja al extranjero. ¿Por qué no lo hará? Hasta ahora AMLO sólo ha hablado de los migrantes para referirse a las remesas que envían a México, de lo que dice se siente orgulloso porque además crecen. Aún no conocemos la agenda de la visita del presidente López Obrador a Washington, es posible y deseable que dialogue tanto con los mexicanos como con el Partido Demócrata.

La relación entre México y EU es compleja. Trump se comprometió a construir un muro en la frontera, y está cumpliendo: recién firmó un contrato con una empresa para vigilar virtualmente la frontera, se pagará con presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional. El muro virtual contará con cientos de torres de vigilancia que operan con energía solar, con tecnología inteligente capaz de diferenciar vehículos, personas y animales. El sistema de radares detecta el movimiento y analiza los datos, mediante algoritmos para identificar si vale la pena o no alertar a patrullas cercanas, informó el Washington Post.

Surgen dos interrogantes: Por parte de AMLO y Trump se habla de una buena relación entre Estados Unidos y México. Es la primera ocasión en que se reunirán y la relación entre los dos países no ha sido fácil, ha habido desencuentros y presiones de EU hacia México. La política de México de apoyo a los migrantes centroamericanos, impulsada por AMLO al llegar a la presidencia, retrocedió para evitar la llegada de centroamericanos a Estados Unidos. México destinó 27 mil elementos de la Guardia Nacional al control fronterizo en la frontera sur con Guatemala y norte con Estados Unidos. Hubo separación de familias centroamericanas y también mexicanas, niños encerrados en centros de detención y padres que no sabían dónde estaban sus hijos, esa es una política impuesta. También Trump presentó un Decreto para poner fin al DACA en 2017, que creó grandes tensiones y finalmente fue rechazado por la Suprema Corte hace unas semanas. La cooperación para evitar la compra de armas en EU que abastecen a los cárteles y a la delincuencia no avanza. Hay temas pendientes más allá de que hubo apoyo a México con la venta de ventiladores o el apoyo con la reducción de barriles de petróleo por parte de EU y no de México, que nos demandaba la OPEP.

Finalmente, no es fácil olvidar que la anterior campaña electoral de Trump tuvo como uno de sus principales ejes los ataques a México y a los mexicanos promovidos por el entonces candidato con la promesa de construir un muro para separar a ambos países, en contrasentido con la estrecha relación de 14 ciudades hermanas a ambos lados de nuestra frontera norte. Tijuana-San Diego es aún la frontera con más cruces diarios en el mundo. En la anterior campaña retumbó aquel grito contra México de “Build the Wall” o el de “Build the Wall, kill them all”. Eso deberá desaparecer, ¿podrá?

Periodista, analista internacional

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