Hay mucho más interrogantes que información sobre lo que será la nueva ruta del Tren Maya , cuya construcción comienza a avanzar con mucha más velocidad que información y proyectos sólidos. Va a toda velocidad por la decisión del Presidente y la cercanía de la fecha en que decidió que deberá inaugurarse. Pero, como dice el dicho “no por mucho madrugar amanece más temprano” o sea que más vale análisis, proyectos y trabajo responsable, que definan si es posible o demasiado riesgosa la construcción de la nueva ruta del Tren Maya.

No es una cuestión menor si se considera que se construiría el nuevo trazo sobre el mayor sistema de cuevas sumergidas en el mundo. En ese sentido debe considerarse patrimonio de México (como nos lo recuerdan los especialistas Rodrigo Medellín y Sergio Madrid). Ese sistema de cuevas al mismo tiempo es patrimonio de la humanidad por ser único en el planeta. Los acuíferos y las cuevas nos deben recordar que sin agua no hay vida. Y que Yucatán y una amplia región dependen de esos acuíferos sobre los que pretende transitar el Tren Maya. Además, ¿el agua de cuántos millones depende de esos acuíferos? El agua es vida.

Otra cuestión de enorme importancia es que, en las cuevas y los cenotes, existen aún piezas arqueológicas y vestigios de la cultura maya de gran importancia para la reconstrucción del pasado y el conocimiento presente.

La construcción de la nueva ruta que va de Tulum a Cancún requiere del trabajo de muchos expertos que tienen que definir y sortear los riesgos no menores e incluso desconocidos. Hay riesgos importantes e inéditos porque como advierten los expertos Medellín y Madrid (El País), hay riesgos que no se puede y sería criminal ocultar: el suelo sobre el que se construye la nueva ruta del Tren Maya es de piedras calizas, cuestión esencial en cuenta en cualquier construcción, pero mayormente en ésta por las condiciones mencionadas.

Un dato importante del que poco o nada se habla es que en el nuevo recorrido del Tren Maya, entre Cancún y Tulum,” hay más de 1,800 kilómetros de cuevas y ríos subterráneos explorados. Tan sólo en ese tramo es probable que tren pase por lo menos arriba de 100 puntos de cenotes, cuevas y ríos subterráneos, lo que vuelve el proyecto muy peligroso”, recuerdan Medellín y Madrid.

No se sabe a ciencia cierta cuál es el peso del Tren Maya que deberán soportar los techos de cuevas, ríos y cenotes. Si lo saben los ingenieros a cargo, tienen los datos bien guardados. Cualquier error en esos cálculos podría ser catastrófico. ¿Se está analizando a fondo la viabilidad del Tren Maya al cruzar esos cientos de kilómetros? Por favor, una respuesta.

El otro problema es el de los daños al medio ambiente con la devastación que se viene realizando ya de la selva. Se afirma que se talan alrededor de 100 árboles por día; “una devastación ambiental que no se puede creer”, señaló la actriz Bárbara Mori en un artículo publicado en EL UNIVERSAL. La selva es la vida, por eso se ha defendido durante siglos y milenios.

Incertidumbre, daños ambientales, poca información, riesgos inéditos, todo al mismo tiempo conforma lo que tendrá que enfrentar el Tren Maya y que llevaría por lo menos meses de estudio para no sufrir graves problemas, catástrofes o destrucción en la nueva ruta del Tren Maya. Hay responsabilidades que no se pueden eludir y que tienen que encontrar las mejores salidas. Para evitar la destrucción habría que escuchar la voz de la naturaleza (con acciones no sólo con palabras), para evitar daños ecológicos o francas catástrofes, por ejemplo si los suelos no resisten, hay daños que pueden ser irreparables o soluciones que pueden ser depredadoras, como por ejemplo atascar de cemento ríos, cuevas o cenotes tratando de sostener el peso de lo que será el Tren Maya y su cargamento.

La verdad es que en las actuales circunstancias lo menos importante es la prisa por terminar la obra en forma de maratón constructivo que podría tener gravísimas repercusiones y pérdidas. La devastación de la selva ya está dañando a la comunidad maya que protesta. Iniciaron hace unas semanas protestas de artistas y especialistas, manifestando que hay riesgos que no se están atendiendo y daños por la devastación forestal.

También habría que medir los riesgos con realismo y amplitud real, para encontrar soluciones y aceptar los cambios necesarios.



Periodista y analista de temas internacionales

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