El presidente López Obrador obstruye el diálogo en la consulta sobre la política energética de México, que se considera contraria al compromiso adquirido por EU, Canadá y México en el T-MEC. Utiliza nuevamente una forma de obstruir el diálogo al iniciar con balandronadas repetidas con anterioridad una y mil veces: reitera que México es un país libre y soberano, que no es colonia de nadie, que no es pelele de extranjeros; muestra su enojo contra quienes tienen la osadía de pedirnos que cumplamos lo que libre y soberanamente aceptó este gobierno. Y termina la frase señalando que nos piden que cumplamos con lo que “libre y soberanamente” aceptó este gobierno.
Y ahí se mete en un lío porque si lo aceptó, entonces ¿por qué rechaza cumplirlo emitiendo una ley que vulnera lo que firmó y afecta inversiones de empresas extranjeras? Ahí no hay lógica ni explicación que pueda ir un poco más lejos. Vaya absurdo. Y no existe cuando la autocrítica es un elemento permanentemente ausente de sus análisis y consideraciones.
La conclusión de su discurso que se queja de las malas empresas extranjeras y niega sus derechos, pasa a algo que será recordado y nunca antes visto en una consulta de alto nivel entre México, Estados Unidos y Canadá para alcanzar acuerdos, que es lo que se pretendió como objetivo de la reunión de “Consulta” y que debiera ser un diálogo en marcha en busca de acuerdos. Lástima que el Presidente se permita a sí mismo perder la capacidad de diálogo. ¿Cómo es posible que el Presidente de México sustituya, en una reunión de alto nivel, el diálogo por la burla: Chico Che cantando: “Uy, qué miedo”? Y aunque esto lo pueda hacer o lo haga en cualquier mañanera en Palacio Nacional, la situación es muy distinta cuando se buscan acuerdos basados en el diálogo entre los tres países socios del T-MEC: Estados Unidos, Canadá y México que va perdiendo aceleradamente el respeto y el reconocimiento en materia de política exterior y cuya imagen queda disminuida y vulnerada.
Lo que se va perfilando por falta de diálogo y construcción de acuerdos son peligrosas rupturas en llegar a conclusiones que no permitan avanzar al T-MEC, con un peligroso retroceso o incluso fracturas, que para México como socio comercial representarían un enorme daño. Los acuerdos de esta reunión de consulta son fundamentales para la estabilidad y permanencia del T-MEC. Y si no hay acuerdos, se avanzaría a un panel en el que o bien podría haber aranceles que afectarían seriamente a México o la salida del T-MEC de algún país, con lo que quedaría fracturado. Hay que comenzar a mirar que EU y Canadá no coinciden con México en cuestiones fundamentales, según se ha visto en el diálogo sostenido.
Y para complicar más las cosas y en tono de amenaza, el Presidente de México anunció que daría a conocer su posición el 16 de septiembre (¿Coincidiendo con el desfile militar, como lo afirmó?).
Algunos analistas consideran que estamos frente a una evidente fractura del T-MEC, lo que no es una cuestión menor, EU es nuestro principal socio comercial. Y para echarle más fuego al tema, en días anteriores, el Presidente de México dijo en relación con los estudios internacionales que realizan investigadores en el Colegio de México, que son mexicanos que defienden a empresas extranjeras en los intereses de Estados Unidos y Canadá, equiparándoles con traidores que trajeron a México a Maximiliano…
El daño a la reputación de México en materia de política exterior está ya a la vista. Nuestra principal relación tripartita aparece dañada y dividida por México, en esta absurda lucha en la que nuestro país se opone a EU y Canadá, y mantiene su lucha contra las empresas extranjeras. Ya estaremos lamentando en el marco de la caída de las economías, el daño a México y su reputación, a lo que se podrá añadir la caída de la inversión extranjera. Nuestro país avanza hacia el mecanismo de Controversias del T-MEC.
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