Este año, la marcha del 8 de marzo en defensa de los derechos de las mujeres y del fin a la violencia creciente que nos aqueja, tuvo dos características significativas: fue la más nutrida en el actual sexenio, lo que muestra el reclamo feminista y ciudadano creciente frente a una violencia que no cesa, que no se combate por quienes tienen la responsabilidad de salvaguardar la vida y los derechos de las mujeres.
Fue también la marcha más nutrida y con mayor diversidad en orígenes y edades, pero también en su diversidad, incluyendo unos y otros grupos, recorriendo las calles del amplio Centro de la Ciudad de México con la mayor participación de mujeres de todas las edades y una demanda central: “Seguridad, igualdad, fin a la violencia”. Marcharon mujeres en otras muchas ciudades y municipios del país. Incluso habría que recordar que el 8 de marzo ha sido el Día Internacional de la Mujer en el mundo entero, desde hace años.
Acompañó a las mujeres en el Centro de la Ciudad, con su presencia y su intervención la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, cuyas palabras tuvieron como centro la defensa de las mujeres. En relación con la Justicia afirmó: “que los expedientes no son papeles, son palabras y que nuestras decisiones deben ser acordes a los principios y valores que juramos proteger y respetar”.
Llamó la atención la impecable organización de las marchas, los gritos y las demandas unánimes, que prevalecieron durante horas de la mañana y hasta el anochecer. El reclamo general fue, ha sido y seguirá siendo el cese de la violencia contra las mujeres que no deja de crecer, por su defensa insuficiente o inexistente, con énfasis en la amenazante inseguridad, y una violencia que permanentemente agrede a las mujeres: crece el número de muertas de desaparecidas año con año, crece el dolor y los reclamos, por la violencia familiar en los hogares, crece la desesperación por las desaparecidas, crece la disminución de los recursos para la defensa de las mujeres. Hay responsabilidad en la ineficacia para defender a las mujeres de todo tipo de violencia y de trata.
La Ministra Presidenta del SCJN permaneció cerca de las marchas durante horas: “Afirmo que al Poder Judicial de la Federación nos toca guardar silencio y escuchar a las mujeres que marchan, que gritan en las calles, que dan voz a las que callan y nos recuerdan a las que hablan por primera vez”. En contraste, Palacio Nacional con el Presidente, permaneció amurallado.
“Al Poder Judicial de la Federación nos toca guardar silencio y escuchar a las mujeres que marchan, que gritan en las calles, que dan voz a las que callan y nos recuerdan a la vez que hablan por primera vez”, advirtió la Ministra Presidenta de la SCJN.
Enrique de la Madrid planteó una interrogante: ¿Este es el gobierno más feminista de la historia? Inaudito que se pongan vallas en lugar de espacios a instancias para escuchar y atender las exigencias y necesidades de las mujeres del país”.
Entre los grandes contingentes, las muchas voces se unían en una sola demanda: Seguridad. México es uno de los países en el mundo con más violencia contra las mujeres.
Destacaron desde las primeras horas, las mamparas colocadas para proteger a Palacio Nacional ¿de las mujeres protestando? Sí. El Presidente sólo estuvo acompañado de unas pocas mujeres cercanas. Vuelve a sorprender que nunca ha entablado un diálogo abierto y a fondo con las organizaciones feministas. “La derecha es muy violenta”, afirmó en esta ocasión.
Las marchas fueron exitosas por la cantidad de mujeres que participaron, la unidad de las demandas, los cánticos que involucraron a grandes grupos no sólo femeninos. Esa lucha de las mujeres continuará, en defensa propia para lograr vivir en paz y seguridad. El camino será largo pero la lucha por la seguridad y el bienestar de las mujeres será constante. Los reclamos de seguridad para las mujeres fueron incesantes y unánimes todo el día, así lo han sido por años. Habría que recordar que las mujeres son el 52 por ciento del electorado, y que su lucha y su constancia no termina hasta lograr los objetivos. Así se ha sido en nuestra historia.
Y recordamos hoy que por primera vez en la historia tenemos a una mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.