Lluvias torrenciales, granizadas, desbordamiento de ríos, la Ciudad y el Estado de México sufren inundaciones crecientes debido a las tormentas y el agua que corre por las calles pavimentadas y busca los cauces de sus ríos. Se acrecientan las inundaciones por los desagües tapados con basura en las metrópolis y las aguas poderosas llegan a hogares en algunas zonas. Imágenes televisivas en los noticieros matutinos muestran automóviles varados, otros arrastrados por las aguas. La fuerza de las tormentas golpean otros estados del norte, del centro, del sur del país, y bloquea carreteras como la México-Pachuca, entre otras. 
Es el cambio climático que muestra su fuerza y amenaza con el aumento de su intensidad en las próximas semanas. No está por demás recordar que México es un país entre dos océanos, lo que lo hace mayormente susceptible a los golpes de las aguas y los vientos, a los huracanes y las tormentas. 

Lo que ocurre en México también alcanza a otras latitudes en el mundo entero, incluso con una fuerza mucho mayor de las aguas y las tormentas. Hace unos días el Meteorológico Alemán afirmó que no se habían visto las inundaciones tan extremas en el oeste de Alemania en los últimos 500 o mil años, según reportó el New York Times.  Las predicciones del viernes fueron devastadoramente ciertas, grandes zonas inundadas en cosa de minutos. Era demasiado tarde si se trataba de hacer algo, los vehículos que eran arrastrados por el agua parecían juguetes, 100 muertos y 1,300 desaparecidos. Todo aconteció con una rapidez inimaginable.

Inundaciones extremas en Alemania muestran lo visible que es ya el Cambio Climático (así con mayúsculas). Los eventos extremos son y serán cada vez más comunes en el mundo entero. Lo que ocurre en México es aún mucho menor, aunque habría que advertir que nuestros riesgos son aún mayores por ser un país ubicado entre dos Océanos (así con mayúscula), pero además porque la gran Tenochtitlan era una ciudad lacustre cuyos lagos fueron desecados y cuyos ríos fueron entubados contra natura. Porque los ríos que la circundaban no olvidan y buscan su cauce aún bajo el cemento que logran abrir o romper. Y los lagos mueren de sed por recuperar el agua, la vegetación, las aves que buscan regresar a los lagos que son ahora sólo tierra aplanada y cubierta por el impenetrable cemento, que difícilmente abren con golpe de agua desde arriba y desde abajo por lo que logró en ocasiones filtrarse. Los eventos climáticos extremos son cada vez mas frecuentes. 

Y de todo ello tenemos la culpa los seres humanos que avanzamos hacia nuestra autodestrucción como no lo hace ninguna otra especie en el planeta. La causa principal es el calentamiento de la atmósfera por los gases de efecto invernadero.

El cambio climático también muestra sus fuerzas en los incendios que golpean brutalmente a California en Estados Unidos y tienen presencias crecientes en otros países. Los eventos climáticos extremos tienen lugar en muchos países: los huracanes en particular golpean cada año con mayor fuerza, estos son precisamente tiempos de huracanes.

El cambio climático es cada vez más trágicamente brutal y sus consecuencias golpean duramente al planeta entero. Es la mayor tragedia de responsabilidad de la llamada “civilización” que destruye el planeta, siendo la causa predominante.

La culpa es de nuestra llamada “civilización” que no ha logrado respetar y convivir con la naturaleza a la que destruye con golpes sin fin a la biodiversidad.  Ahí están ahora mismo las inundaciones extremas en México y en el mundo, huracanes, tormentas, granizadas, nevadas, incendios. En México el cambio climático con lluvias y tormentas crecientes ya está golpeando a otras ciudades como Hermosillo, Monterrey e incluso Veracruz. Las tormentas golpean la carretera de México hacia Querétaro o Pachuca, llegan a hogares en algunas zonas.  Los ríos también sus cauces, en esta cuenca que fuera la ciudad acuática de Tenochtitlan. 

Pero México no tiene política frente al cambio climático, la 4T abandonó lo que se había construido y los compromisos internacionales adquiridos. Lo peor es que vamos a contracorriente.  Cuando el mundo avanza hacia la eliminación de los combustibles fósiles, como el petróleo, y las energías limpias crecen, el gobierno de México construye y compra refinerías para producir más gasolina y diesel, incluso utilizando el combustóleo que es un desecho del petróleo, que ya nadie compra y que es mucho más contaminante.  El petróleo, las gasolinas y el diésel van en acelerado desuso a nivel mundial. Producir gasolina con petróleo y peor aún con combustóleo es aumentar la contaminación en primer lugar en esta cuenca en la que nos tocó vivir, y en el planeta entero. Al gobierno de México, las generaciones futuras se lo reclamarán. ¡Podría ser demasiado tarde!

Periodista, analista internacional

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