Lo nunca visto. El día del cambio de consejeros del INE sucedió lo nunca visto: gritos e insultos contra los consejeros salientes, seguramente alentados desde la Presidencia, que manchó el cambio del Consejo General que unos días antes fue logrado por insaculación (o sea sorteo) a falta de mayoría en el Congreso para aprobar o rechazar el Plan B presentado por el Presidente; el sorteo de los candidatos indudablemente favoreció a los de Morena.
El presidente López Obrador ha afirmado y reafirmado que la política de la 4T deberá prevalecer como política de Estado. Con lo que la política democrática, constitucional y de Estado en México ha sido seriamente vulnerada y lo podrá volver a ser. Lo que atenta contra nuestra democracia.
Hasta ahora, en otros tiempos, todos los cambios anteriores en el Consejo General se lograron a través del diálogo entre los partidos y mediante la votación, nunca por decisión de la Presidencia, tampoco por sorteo.
Y no sólo eso, la reforma electoral en México se logró a través de diálogos y acuerdos entre los partidos políticos, a partir de 1988. Nuestro régimen electoral hoy es democrático y constitucional, reconocido en México y en el mundo entero, resultado de largas luchas desde la Revolución hasta nuestros días.
Lamentablemente, los actuales cambios plantean problemas nunca vistos en nuestro sistema electoral democrático, reconocido por cierto en los países latinoamericanos y en el mundo entero. Y, hay que decirlo, están produciendo una afectación a nuestra democracia, cuando el fin último es la prevalencia de las políticas gubernamentales actuales, sobre las que se habla en tiempos cercanos al cambio del Presidente en 2024.
¿Podría perfilarse como una afectación al régimen constitucional mexicano? Esperamos que no sea así y que en las elecciones de 2024 se fortalezca la Constitución y la participación política de un régimen caracterizado por la diversidad política y social, así como por el respeto y desafortunadamente en ocasiones con la vulneración del diálogo político y social.
No deja de ser lamentable que se pretenda escuchar una sola voz en un país con una enorme diversidad que ha sido y es fortaleza social y política.
México ha sido en las últimas décadas principalmente un país de cambios. Con problemas singulares que requieren políticas constructivas, solidas, participativas, no pocas de ellas con cambios profundos como son hoy la inseguridad y las violencias, los asesinatos, los feminicidios, las desapariciones, las violaciones a los derechos humanos, la pobreza, la salud… Y en el centro, la educación casi abandonada que puede ser factor de cambio y de seguridad, y que requiere un importante esfuerzo.
Hay que reconocer que actualmente la democracia está en vilo, en la medida en que un solo partido y el Presidente pretenden un solo camino, lo que fortalece la división y se afecta la riqueza de visiones y políticas, cuyas diferencias pueden enriquecer y contribuir a abordar problemas. Un serio problema insoslayable y no bien abordado es el de los cárteles de la droga.
Las mujeres en México somos el 52 por ciento del electorado, las agresiones, desaparición, asesinatos y violencia afectan gravemente a las mujeres, cuyas denuncias de agresiones son trabadas por distintos tipos de manipulación. No se ha dado importancia a las políticas en defensa de las mujeres; un día sí y otro también desaparecen mujeres, unas pocas encontradas, la mayoría desaparecidas o asesinadas. Sus familias destruidas.
Y a todo esto hay que agregar que las carreras por la sucesión presidencial y por otros muchos cargos, comenzando por las gubernaturas, están llevando a errores, confrontaciones, violencia, violación de leyes electorales y debilitamiento de la democracia. La propaganda electoral incide ya negativamente sobre la realidad.
Es tiempo también de renovar las relaciones internacionales de México, en primer lugar con Estados Unidos, con la migración en el centro, que es también política interna para México. Día con día el drama crece, es parte también de nuestra responsabilidad. Lo que parece no ocupar un lugar central en la política gubernamental, como lo son los 40 migrantes muertos, quemados, en un incendio, supuestamente atendidos por el INM, encerrados en un “centro de atención” en Cd. Juárez, como si fuera una cárcel.
Nuestra democracia requiere ser fortalecida por los cambios, con participación de los ciudadanos de todos los partidos políticos o sin partidos con el fin de lograr que sean escuchadas lo mismo críticas que propuestas. El nuestro no es un régimen de un solo hombre, tenemos una democracia participativa y nuestra responsabilidad es fortalecerla, lo que ha comenzado ya.
Periodista, analista internacional