La migración mayoritariamente de venezolanos cuyo objetivo es llegar Estados Unidos, ha crecido rápidamente. Transitan por territorio mexicano para llegar la frontera estadounidense, ahí en su mayoría son deportados y regresados a México, que aceptó, inexplicablemente, de nueva cuenta algo parecido al “Quédate en México”. Para ingresar a EU, los miles de venezolanos deben hacerlo por vía aérea, ¡imposible! Así como tener una persona que viva en EU y se pueda hacer cargo de ellos. De no cumplir con esos requisitos serán deportados. Acá en México se les pide una visa que la mayoría no tiene y que sería necesaria para cruzar territorio nacional; no pocos transitan sin esa autorización que tarda en otorgar el Instituto Nacional de Migración (INM) o simplemente no les otorga...

Al no cumplir con los requisitos son expulsados y regresados a México (de inmediato), que aceptó la expulsión y retorno al país de los migrantes, reviviendo con ello el otro “Quédate en México.” No hay otra opción, son forzados a regresar a territorio nacional, enviados en autobuses hasta alguna central camionera en el país. México no ha creado condiciones adecuadas para su retorno, de manera que se encuentran ahí solos a la intemperie y librados a su suerte, frustrados y cansados, sin un lugar donde pernoctar, comer, descansar. Les acompaña la frustración y la incertidumbre. Por otro lado, los refugios que hacen un importante trabajo, están llenos, al tope, pasarán días sin lograr que el Instituto Nacional de Migración les otorgue un documento que les permita transitar de nuevo por territorio nacional, algunos intentarán moverse hacia otras ciudades, no pocos intentarán de nuevo lograr llegar a Estados Unidos.

Están solos, ni el Instituto Nacional de Migración, ni la COMAR les darán una salida. La inmensa mayoría de migrantes no pretenden quedarse en México, ni buscar un trabajo que difícilmente encontrarán. Y hay que decirlo, todo va en contra de lo que buscaban; ni el INM, ni la COMAR los apoyarán, tienen recursos muy limitados y su rudeza ha sustituido a lo que en otros tiempos fue apoyo. Muy difícilmente encontrarán un trabajo, casi imposible tener un empleo. Obtener una opción de estancia limitada en México es difícil, obtener una residencia permanente lo es aún más.

Hay que reconocer que las instituciones mexicanas de apoyo a refugiados tienen pocos recursos y son mucho menos efectivas para encontrar soluciones de fondo de lo que fueron la COMAR y el INM en otros tiempos. La crisis actual de la migración (hacia México) es mayor que las que se vivieron en Nicaragua o Guatemala hace décadas. En aquellos tiempos incluso hubo etapas en que se unieron el INM y la COMAR, que fue un importante apoyo para refugiados, de manera destacada de Guatemala y Nicaragua. Hubo apoyos para permanecer en México o para retornar a su país de origen, de acuerdo con la voluntad de quienes habían permanecido seguros en territorio nacional. No pocos hicieron de México su residencia permanente, después de duros conflictos armados.

Volviendo a lo que acontece ahora: a partir de enero, el gobierno de México comenzó a pedir visas mexicanas a quienes ingresan al país provenientes de Venezuela y Cuba, la mayoría siguen entrando sin el documento correspondiente, por lo que se considera que están aquí ilegalmente, y buscan la emisión de otro documento aquí, en territorio nacional, donde por cierto las cosas marchan muy lentamente. Ya en el país solicitan el permiso del Instituto Nacional de Migración (INM), que mayoritariamente no se les otorga. Ni es su objetivo principal, ya que en su inmensa mayoría lo que buscan es atravesar México de paso hacia Estados Unidos. Pero, se repetirá lo acontecido, serán expulsados al llegar a la frontera de EU, la mayoría detenidos y regresados a México. Las detenciones del INM han aumentado vertiginosa y lamentablemente. Entre enero y agosto de 2022, elementos del INM detuvieron en la frontera sur a 35 mil 562 migrantes venezolanos.

En defensa de los migrantes es lamentable observar cómo se ha deteriorado el trabajo y los apoyos por parte del INM y de la COMAR, respecto a lo que fueron estas dos instituciones durante los conflictos armados de Guatemala y de Nicaragua principalmente, pero también de El Salvador y Honduras. Y es importante destacar también el trabajo de los refugios hoy (sobre todo privados), que apoyan y acogen a migrantes que mucho necesitan de alimentación, protección y cuidados. El trabajo del INM lamentablemente destaca más por la persecución de migrantes y retraso para los documentos que requieren, que por el apoyo que necesitan en no pocas ocasiones. Se le puede comparar con el lamentable trabajo que desarrolla la Guardia Nacional, por cierto convertida en un elemento que en la frontera pareciera trabajar para la Border Patrol, persiguiendo a migrantes en Río Bravo y también en la frontera Sur, en el Rio Usumacinta.

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