La división sacudió a los partidos de la Alianza por México. Alejandro Moreno, alias Alito, quien preside el PRI, provocó la sacudida que amenaza con la división de la oposición organizada. No fue casual ni mucho menos, por el contrario fue totalmente planeada por el dirigente priista después de que una diputada bastante desconocida hiciera una propuesta apoyando al Presidente y a la 4T para que la Guardia Nacional formara parte del Ejército, proponiendo también se mantuviera hasta el 2028 (o sea 4 años después del fin del actual sexenio). Agregando que no tuviera lugar una discusión parlamentaria en las comisiones, sino que los diputados y posteriormente los senadores la votaran de manera directa. Y eso fue lo que propuso Alito, representando al PRI, todo estaba planeado: Morena de inmediato se pronunció a favor para que así se procediera a favor de la 4T.
Quedó así evidenciada la traición del dirigente priista, suponemos, sin consultar a nadie en su partido, ni menos aún en los otros partidos, el PAN y el PRI, integrantes de la Alianza. Golpe doble a favor de Morena, traición evidente que dejó satisfecho al presidente López Obrador; al mismo tiempo haciendo otro beneficio a Morena: por las repercusiones que tuvo en la Alianza por México, debilitando la coalición opositora, con la ruptura (anunciada) del PAN y el PRD con el PRI, encabezada por el traidor que se pasó de listo. Los partidos aliados ni la vieron venir con las consecuencias lógicas: también favorables para AMLO y Morena. La política sucia no se lava en casa, incluso la supuesta enemiga de ALITO, la gobernadora de Campeche, también estuvo en el turbio enjuague, evidentemente. Ahora vendrá la paz con Alito.
No deja de llamar la atención la forma en que se ocultó lo que haría Alito, falta ver qué es lo que obtiene. Pero el asunto no ha terminado. Es evidente que la oposición no la vio venir, bueno pareciera, porque habrá que ver otras reacciones, que no serán de quedarse con los brazos cruzados, ¡habrá respuestas!
Víctor Rico Galán, afirmaba que “en política, lo que parece, es…” Y es cierto: hubo una preparación que se vio a medias, tal vez hubo cierta sospecha cuando algunos priistas pretendieron sacar a Alito de la presidencia del PRI, Insisto, no la vieron venir a pesar de que hubo signos evidentes: el primero y más amplio fue la relación de Alito con AMLO pre y post electoral, por quien votó en la elección de 2018, con una supuesta salida del PRI que luego no fue y resultó incluso en su presidencia del partido.
También parece que todo el fandango que aventó a través de medios de comunicación la gobernadora Layda Sansores, pretendió ser una importante muestra de duro golpeteo contra un enemigo sin vergüenza, enriquecido y acusado de dinero mal habido… El teatrito duró meses, pero, si lo que parece es, por la cercanía de Layda con López Obrador, todo formaría parte del mismo objetivo.
Habrá que ver qué sucede en adelante: parece evidente que la Cámara de Diputados votará mayoritariamente a favor de la propuesta de la diputada apoyada por Alito y Morena. “la Guardia Nacional al Ejército y ahí hasta el 2028. Sería eso lo que quiere el Presidente, que imponga el Legislativo “sin cambiar un punto ni coma”, así es el gobierno de la 4T: Que les quede claro que aquí mando yo.
No puedo sino recordar el excelente libro titulado “El Dictador Latinoamericano en la Narrativa” de Luis Ernesto Pi Orozco, publicado, por cierto, por el Instituto Mexiquense de Cultura: Se refiere al alud de obras novelísticas que plasmaron a través de la literatura realidades de aquellas formas de gobernar por los Dictadores en Latinoamérica, y que en varios países hoy se reavivan. El alud literario está ahí.
Sólo mencionaré seis de las obras a las que se refiere el libro mencionado, pero en realidad son muchísimas y de autores muy reconocidos: “Tirano Banderas” de Ramón del Valle Incán;” “El señor Presidente”, de Miguel Ángel Asturias; “El Otoño del Patriarca”; de Gabriel García Márquez; “Yo, el Supremo”, de Roa Bastos”; “El recurso del método”. “La fiesta del Chivo” de Mario Vargas Llosa, que se refiere a la dictadura de Trujillo.
Y, “Burundún Burundá” de Zalamea refleja el régimen de terror y represión, sobre el perseverante y destructor ascenso al poder. “Con una gran agudeza satírica que no cae en la burla sino en la recreación, hiperbólica”, Zalamea, el autor, describe físicamente a su personaje y da cumplida cuenta de su terco y doloroso tránsito al poder. Con la característica singular de este malévolo ser tenemos su capacidad oratoria; la palabra y su uso constituye la parte medular del poder dictatorial.
"Zalamea describe físicamente a su personaje y “da cumplida cuenta de su terco y doloroso tránsito al poder. Como característica singular de ese malévolo ser tenemos su capacidad de oratoria: la palabra y su uso constituye la parte medular del poder dictatorial”. De alguna manera la característica más importante del dictador es su habla, así como silenciar a los otros. La ficción de Zalamea va más lejos del ámbito que la genera. Mediante su narrativa “Desarrolla uno de los esquemas dictatoriales de mayor lucidez.”
El libro de Luis Ernesto Pi Orozco “hace importantes aportaciones al conocimiento en nuestras tierras del dictador latinoamericano, se lee en la contraportada.
América Latina ha vivido una gran cantidad de dictaduras.
Periodista, analista internacional