Por lo que acontece en Ecuador, es evidente que el gobierno de ultraderecha encabezado por Lenin Moreno no encuentra la salida a una crisis que él mismo se encargó de crear; hoy es incapaz de enfrentar a la oposición y las protestas de los sectores más desprotegidos que se manifiestan con singular energía: los indígenas agrupados en la Conaie, Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, el Frente Unitario de Trabajadores, federaciones de estudiantes universitarios, diversas organizaciones sociales no gubernamentales, sectores populares, de clase media, periodistas, ecuatorianos todos. El gobierno responde con represión que aumenta las protestas.
La crisis que enfrenta Lenin Moreno es el rechazo a las medidas que adoptó obligado por su incapacidad y por el FMI para detener el acelerado endeudamiento de la economía ecuatoriana durante sus apenas 19 meses de gobierno, lapso en el que la deuda de Ecuador creció en 11,722 millones de dólares, con lo que la economía ecuatoriana quedó encerrada en un callejón sin salida. El endeudamiento del país, en 9 años, durante el gobierno del presidente Rafael Correa, creció en 12,300 millones de dólares. Moreno llevó a Ecuador a una crisis en la que aceptó, para obtener otro préstamo de 4,200 millones de dólares, condiciones que conducen a una catástrofe que tendrán que pagar los ecuatorianos: el aumento del IVA, el fin de la subvención a los combustibles (que se mantuvo durante 40 años), la privatización de sectores estratégicos, la reducción del tamaño del Estado con despidos de servidores públicos, la flexibilización laboral, la reforma del Banco Central de Ecuador, todo para lograr el “equilibrio” fiscal que demandó el FMI. Panorama conocido, ¿verdad? Recuerda las crisis de las deudas de la década de los ochenta del siglo pasado. La respuesta ecuatoriana ha sido una vigorosa y creciente protesta popular.
Las primeras medidas anunciadas por Moreno fueron el aumento de las gasolinas y el diesel en 123%, combustibles subvencionados durante 40 años, así de golpe, más del doble, ¡imagínese! Y eso que Ecuador es país productor de petróleo. Acto seguido, el gobierno de Moreno anunció un aumento del 10% en el transporte público ¡que afecta a la mayoría! Las protestas irrumpieron de inmediato y se fortalecieron con la participación activa de los pueblos indígenas de la sierra y la Amazonia que exigían adicionalmente no se aumentaran los impuestos al IVA en sus comunidades. Energía de la protesta: oídos sordos del gobierno.
La movilización social y la protesta crecen de día en día. Lenin Moreno, atrapado entre su debilidad y prepotencia, advirtió que no habría marcha atrás. Desata la represión, las detenciones, la violencia contra los manifestantes, los muertos entre los que destacan los más vulnerables, el primero fue un indígena. El presidente confundido y sin política mudó su gobierno de Quito a Guayaquil, acrecentando la represión, mientras la respuesta popular se vigoriza, el diálogo se torna imposible.
Desesperado, Moreno decretó el estado de excepción de las 8 de la noche a las 5 de la mañana, que anunció para 60 días, movilizó a las fuerzas armadas y a la policía, fundamentalmente para proteger instalaciones de gobierno y para reprimir las protestas, el resultado fue el primer muerto, luego siguieron otros, centenares de detenidos, agresiones a periodistas, protestas en todo el país con una fuerte y activa resistencia destacada de las comunidades indígenas que tienen otras demandas no escuchadas y acumuladas en contra del gobierno y sus socios. Por ejemplo frente a concesiones mineras que afectan su patrimonio, sus territorios y causan problemas graves en los acuíferos y los suelos. Demandan el fin de concesiones mineras a cielo abierto. Los sindicatos y los trabajadores reclaman por los despidos, la inestabilidad, la afectación a sus condiciones de vida y de trabajo. Dentro de la crisis acumulada, los más poderosos sectores empresariales aumentan sus ingresos en esta crisis en Ecuador. Cierran filas defendiendo las medidas gubernamentales, la mayoría de los sectores empresariales, bancarios y corporativos de comunicación.
En Ecuador, ese hermoso país Amazónico rico en biodiversidad, donde uno puede pisar los dos hemisferios en la exacta línea que los divide, se mantiene e incrementa la violencia, la represión es brutal, hay respuesta de los sectores más golpeados, crece la protesta social y el estado de excepción decretado no se respeta. Indígenas, estudiantes, maestros, trabajadores, sindicatos y alianzas populares mantienen las protestas.
Los gobiernos de ultraderecha en América Latina incapaces para gobernar, recurren a políticas represivas y altamente impopulares: en Argentina el gobierno de Macri se derrumbó dejando destrucción institucional y graves daños a la economía. En Brasil, el gobierno de Bolsonaro se debilita, a pesar de la dureza con que encubre su creciente caída en el apoyo ciudadano y lo perseguirá durante su mandato el incendio de la Amazonia por lo que representa para su país, para América Latina y para el mundo. Y en Ecuador, el gobierno de Lenin Moreno, con la brújula política perdida, desata la represión brutal, su apoyo ronda entre el 16 y 20 por ciento, con insensibilidad social y torpes esfuerzos para estabilizar una economía desestabilizada por él mismo.
Periodista, analista internacional