El sector público de medicamentos y dispositivos médicos ha transitado, en los últimos años, por diversos cambios en los modelos de distribución y logística que develaron nula eficacia,  contribuyendo en buena medida al grave problema de abasto con el que concluirá el actual gobierno federal.

Nuevamente ocurren cambios relevantes para tratar de “arreglar” el rumbo en este cierre de sexenio, donde el principal de  responsable es la empresa paraestatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos, BIRMEX, como puntualmente fue aquí señalado en este espacio el mes pasado.

El pasado 15 de febrero de 2024, fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF) los Lineamientos para la distribución de medicamentos e insumos para la salud como parte de la cadena de suministro para BIRMEX, que lo confirma como el distribuidor “plenipotenciario” del sistema público de salud, donde gestionará también el Centro Federal de Distribución de Insumos para la Salud, CEFEDIS, conocido como la “Megafarmacia del Bienestar”, así como otros centros de distribución en el país. Dentro del presupuesto federal asignado a esta empresa paraestatal, se observa un incremento sustancial en 2024, pues cuenta con más de 10 mil millones de pesos (mmdp), lo que representa un incremento de 67% respecto al monto que tuvo en 2023, que fue superior a los 6 mmdp. El recurso está asignado, quedará en manos de esta empresa hacer correctamente el trabajo encomendado.

En dichos lineamientos, se señala que contará con un “Centro de Control, Comando, Comunicaciones e Inteligencia”, denominado C3I, con el cual deberá garantizar la dirección y optimización de la cadena de suministro del sistema nacional de distribución de medicamentos e insumos para la salud. Sus principales funciones son: comunicación y coordinación con las instituciones participantes, monitoreo en tiempo real, gestión de la inteligencia de  información, generar pronósticos y planeación de la demanda, así como observar el cumplimiento del control de calidad, atender emergencias y, sobre todo, optimizar rutas en la logística y distribución.

Menuda labor que enfrentará la parestatal, cuya experiencia más inmediata es: ser el operador logístico del ISSSTE, ahora con el reto de atender al IMSS y al Organismo Público Descentralizado, IMSS-Bienestar, en el “pequeño” proceso de compra consolidad que se está gestionando para las próximas semanas.

Aun no se ha dado mayor información de cuándo entrará en operación esta nueva plataforma de control del abasto, el C3I y la manera de coexistir con las plataformas de las instituciones convocantes de la compra consolidada.

El IMSS cuenta desde hace más de 20 años con su propia plataforma, conocida como “Sistema de Abasto Institucional”, SAI, a la cual se le agregan algunos otros módulos, tal condición hace, que tenga hasta la fecha, con el mejor sistema de abasto entre el resto de las instituciones públicas, situación nada menor ante las dimensiones de su infraestructura y enormes compromisos de atención de cientos de miles de personas que mensualmente debe atender. El SAI cuenta con estadística histórica sobre los consumos mensuales por unidad médica y facilita el pronóstico de sus necesidades. También es capaz de llevar la relación de proveedores en cuanto a sus entregas y pago a los mismos.

El ISSSTE cuenta con su propio sistema desarrollado desde 2009 (Apache) y gestionado por el Centro Nacional de Distribución (CENADI) que estuvo en su momento a cargo de la empresa “Servicio Integral de Logística y Distribución, S. A., SILODISA, con el cual se registra el consumo de medicamentos y dispositivos médicos de sus diversas unidades médicas, de una manera parecida al SAI. El CENADI se encarga de la gestión de los consumos e inventarios, así como del reabastecimiento con apoyo de distribuidores.

Ambas plataformas favorecieron a la generación de la demanda, así como el control del abasto, donde los distribuidores hacían llegar lo insumos a los almacenes y unidades médicas con costos incluidos en el precio de los mismos bienes. Si bien el sistema no era perfecto, es de destacar que han sido funcionales.

Hacia 2020, la relación del ISSSTE con SILODISA concluyó y pasó a manos de BIRMEX  y de otros operadores logísticos contratados por este último, lo que redujo de manera sustancial los niveles de abasto observados en años anteriores en lo que la paraestatal enfrentaba su curva de aprendizaje, con claros daños a los pacientes por un abasto mal logrado.

Por su parte, el Sistema de Protección Social en Salud (SPSS), conocido como “Seguro Popular”, que atendió a la población abierta (sin derechohabiencia) entre 2003 y 2019 contó en su momento con su propio “Sistema de Planeación de la Demanda”, SIPLAM, con el que gestionaba su demanda a partir de un catálogo de insumos para la salud para los Servicios Estatales de Salud (SESAs) y particularmente llevaba el control para aquellos servicios médicos y los bienes terapéuticos asociados para atender enfermedades que genera costos catastróficos entre los hogares, como son los cánceres (el famoso Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos-FPCGC), donde instituciones públicas y privadas de salud podían tener acceso en función de acreditación para atender algunas de las enfermedades autorizadas por el fondo.

El abasto se lograba a través de procesos licitatorios individuales o consolidados, donde los distribuidores contratados por los laboratorios hacían llegar los productos, tal y como sucedía con las dos grandes instituciones mencionadas anteriormente. La opacidad de la información en cuanto al ejercicio de los presupuestos y de los consumos por cada estado fuer una constante que cuestionó su correcto manejo financiero. A pesar de ello, los contratos para el abastecimiento se lograban cubrir en porcentajes mayores al 80% y muy próximos a los consumos históricos.

Entre 2019 y 2020 se implementa el “Sistema de Integración para la Demanda de Insumos para la Salud”, llamado SIDISA por sus siglas. Ocurre precisamente en la transición del “Seguro Popular” al Instituto de Salud para el Bienestar-INSABI. En esencia, tuvo las mismas funciones que SIPLAM y ser una herramienta que ayudara a la adecuada identificación de las necesidades de los SESAs e incluso con identificación de la fuentes de financiamiento.

En estos años, la gestión del BIRMEX en la logística y distribución comenzó a mostrar algunos estragos, al concentrar el abasto de manera deficiente y con la nula participación de distribuidores junto con el acelerado fenómeno de compras por adjudicaciones directas ante los desatinos en las entregas por aquellos insumos contratados por procesos de compras consolidadas.

Entre 2020 a 2023, el INSABI cuenta con el sistema “AAMATES” (Ambiente de Administración y Atenciones en Salud) que de manera ambiciosa debería registrar la demanda de los insumos no solo de los SESAs, sino que también fuera la referencia para la carga de las necesidades de otras instituciones públicas participantes en compras consolidadas, con capacidad de programar y calendarizar entregas mensuales por parte de los proveedores y con la participación de BIRMEX para lograr el abasto en “última milla”.

Dicho sistema facilita el registro de pacientes para el seguimiento de padecimientos de alto costo, así como su vinculación con las fuentes de financiamiento. La carga de información de las necesidades institucionales se realizaba a través de funcionarios capacitados exprofeso por medio de hojas de cálculo con columnas de información predefinidas, donde INSABI consolidaba para efectos de compras consolidadas o individuales.

Entre 2020 y 2022, AAMATES fue la herramienta de información para las compras consolidadas encargadas, erróneamente, al UNOPS, organismo de las Naciones Unidas que al igual que el recién creado INSABI, carecía de total conocimiento de las compras de medicamentos y su gestión en un país con un sistema de salud complejo y desarticulado.

UNOPS puso a disposición de los proveedores su “UNGM” (United Nations Global Marketplace”) para la emisión de procesos de compra y el eSOURCING para el registro de proveedores que cumplieran con los requisitos. La historia deja registro que entre esos años ha ocurrido el mayor desabasto, como nunca observado, frente la falta de coordinación y comunicación entre UNOPS, INSABI, BIRMEX  y el resto de las instituciones participantes, como IMSS e ISSSTE. Tal fue el desorden que PEMEX y SEDENA definitivamente se retiraron de participar con esa dupla de novatos. El uso de las plataformas no garantizó abasto alguno ante la falta de control. La impericia e improvisación dominaron terriblemente durante esos años.

¿Qué se puede esperar en 2024? Todo indica que AAMATES, SAI y CENADI tendrán que ceder el control del abasto al C3I al menos en la pequeña compra consolidada que el pasado 1 de marzo ha solicitado a los proveedores interesados a facilitar información técnica y económica para poco más de 260 millones de piezas de medicamentos genéricos y 17 millones de piezas para medicamentos de patente. También se comprará en esta combinación de instituciones poco más de 168.6 millones de piezas de material de curación. Este nuevo giro en el modelo de abasto parece no tener lecciones aprendidas. El SAI es una fuerte referencia de eficiencia mejorable y caben todas las dudas que al pasar el control del abasto a BIRMEX sea funcional. Es con CENADI donde se podría tener mayor certeza por el tiempo que la paraestatal ha tendido bajo su control a BIRMEX. Donde ocurre total incertidumbre es la relación AAMATES con el C3I, tal como ocurrió en su momento con UNOPS, en donde el primero programó muchas claves de insumo de manera errónea y el  segundo falló constantemente en la logística y distribución, al que se debe agregar la concentración en la “megafarmacia” que no será funcional al menos en lo que resta del año . Tal parece que se trata de otro experimento previo a configurar la compra para el abasto de 2025. Menudo problema sexenal que volverá a cerrar con improvisaciones.

Director General del Instituto Farmacéutico -INEFAM

Foto: Especial
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