Enrique Martínez Moreno
Director general del Instituto Farmacéutico (INEFAM)
El pasado 29 de diciembre el Presidente López Obrador inaguró la “Megafarmacia del Bienestar” en el municipio de Huehuetoca, estado de México, con “gran orgullo”, argumentando que con ello se acabará el problema del desabasto, seguida de la afirmación del secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela ahí presente: “…es la megasolución a la megacorrupción que imperó en la peor infamia, la comercialización de la salud”, situación que es totalmente absurda ante los diversos intentos fallidos por realizar la compra de medicamentos, así como la distribución, encargadas a funcionarios allegados pero indoctos en la materia. Resultado de un pésimo diagnóstico de responsabilizar empresas de distribución de corrupción desde 2019, y por ello, dejarlas fuera de los procesos, sin demostración alguna. Este ha sido el mismo discurso desde aquel año sin reconocer en lo más mínimo su alto grado de impericia y que de esos fracasos no hay lección aprendida. Diversas voces hemos señalado los continuos errores, de los cuales, por supuesto, no hay interés alguno en escuchar por los altos funcionarios y en cambio los conduce la soberbia. Queda claro que, a esta nueva ocurrencia de la megafarmacia del titular del ejecutivo, no encontró oposición alguna entre sus funcionarios y con ello se hace al discurso de que el problema está resulto. Nada más lejos de la realidad.
Es responsabilidad de las instituciones, no solo de las partícipes de esta ocurrencia (IMSS, ISSSTE y el nuevo Organismo Público Descentralizado IMSS Bienestar), el surtir las recetas al momento que los pacientes las muestren. La ocurrencia de la “farmaciota” es que sea el paciente el que llame para contar con la esperanza de que entre 24 a 48 hrs., cuente con el medicamento faltante. Ahí, claramente se abren muchas dudas sobre su funcionalidad: ¿qué sucede si se trata de un medicamento de urgencia donde se pone en riego la vida? ¿Son ahora los pacientes responsables de solicitar el medicamento faltante y por lo tanto la institución no asume responsabilidad en el proceso? ¿Qué sucede si no llega en el tiempo máximo señalado, o en su caso no llega en definitiva?, ¿Quién es el responsable? ¿A quién debe demandarse por no cumplir con su derecho marcado en el artículo 4to constitucional del paciente, a la farmaciota o a la institución? Seguramente el lector podrá plantearse más preguntas.
Tuve la oportunidad de estar al tanto de su anuncio en la mañanera de aquel día, así como de su inauguración. Los discursos, además de repetir la misma narrativa en cada ocasión: para justificar que no son responsables del mayor desastre observado en el abasto de medicamentos, construyeron una postura engañosa al citar cifras sobre la compra consolidada bienal 2023-2024 para el abasto de medicamentos, así como de la compra complementaria consolidada para el 2024 (por cierto, con muchos errores porque hasta el momento no hay fallo definitivo) como si fueran a utilizarse para llenar la “farmaciota”, convirtiéndose en “héroes” por salvar a los pacientes a costos muy elevados. La situación es que en esos anaqueles apenas se contabilizan 18 mil piezas de medicamentos, que son absolutamente nada ante los más de 20 millones de recetas no surtidas, según reportes del colectivo “Cero Desbasto” en el año 2022, y que todo indica que en 2023 seguirá el mismo tenor. Aquí se debe cuestionar si tendrá la capacidad para remediar tremendo problema.
La “farmaciota” tiene capacidad para almacenar 286 millones de piezas de medicamentos y que asegura el titular de BIRMEX, el general Lohmann Iturburu, se ocuparán en próximas fechas y por lo tanto sea posible que ocurra el escenario aquí planteado en el artículo anterior (Gasto en medicamentos 2024 y la “farmaciota”). Sin duda, este gran almacén representa, paradoja y emblemáticamente, el monstruoso monumento al desabasto que dejará mercada a la actual administración pública.
El problema del desabasto de medicamentos es solo una parte del mal entendimiento del sistema de salud. Previo a ello ocurre saturación en consultas, donde ocurren subdiagnósticos o en el peor de los casos, se detectan de manera tardía padecimientos que ponen en riesgo eminente la salud de los pacientes. Esto no se ha logrado corregir desde gobiernos anteriores y sí, en cambio, se ha agudizado desafortunadamente, como lo muestra el estudio “Health at Glance 2023” (publicado en noviembre pasado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-OCDE-disponible en https://read.oecd.org/10.1787/7a7afb35-en?format=pdf), donde se compara a México con otros países miembros de este organismo, con indicadores que muestran sus pésimos resultados.
Es fundamental que México avance en estrategias de “salud digital” que deben contenerse en las políticas públicas bajo un mapa de ruta, donde las tecnologías disponibles podrán contribuir a una mejor trazabilidad de los acontecimientos de la salud de cada persona, así como de los tratamientos y medicamentos que requiera, en donde la interconectividad entre las instituciones, así como aquellos encargados del abastecimiento de medicamentos y dispositivos médicos, faciliten la atención oportuna y precisa, tal como se aspira en el “sueño danés”.
Han ocurrido cambios recientes en leyes y reglamentos para fomentar su uso, para lo cual se requiere voluntad de funcionarios y la colaboración de aquellos que cuentan con las tecnologías, así como de personas e instituciones entendidas del funcionamiento del sistema de salud para plantear las políticas públicas necesarias y asignar los presupuestos correspondientes, bajo el enfoque integral que incluso, garantice la trazabilidad de cada medicamento y dispositivo médico a lo largo de la cadena de suministro.
De hecho, en el mencionado reporte de la OCDE, hay un apartado específico sobre salud digital y destaca que en México han ocurrido avances en las teleconsultas y en algunas otras herramientas impulsadas por la pandemia por la Covid-19 y no por que existan políticas exprofeso para su uso.
El acceso a esas tecnologías debe hacerse de manera consensuada y ordenada, no con ocurrencias, y sugiere algunos aspectos para ello:
1. Participación y coordinación de las partes interesadas en el desarrollo de un marco nacional de gobernanza de datos de salud es crucial, ya que debe ocurrir coordinación dentro del gobierno y la cooperación entre las organizaciones que procesan datos de salud personal, así como fomenta políticas y estándares comunes relacionados con los datos y difundir sus buenas prácticas.
2. Transparencia y protección de datos: Es fundamental dar información clara a los individuos sobre el procesamiento de sus datos de salud personal, incluida la notificación de cualquier brecha o mal uso significativo de datos. También se deben implementar controles y salvaguardias dentro de las organizaciones que procesan datos de salud para proteger la privacidad y la seguridad.
3. Impulsar el Desarrollo de tecnología para el procesamiento y protección de datos, asegurando que se cumplan las expectativas establecidas en el marco nacional de gobernanza de datos de salud.
Estrategias de salud digital demanda trabajos con miras de largo plazo, pues debe partir de una evaluación y establecer indicadores, que cubran, según la OCDE:
1. Preparación de datos y su analítica sobre lo que se debe obtener a través de las herramientas digitales.
2. Preparación tecnológica, que considera la conectividad a Internet para individuos, con seguridad digital y certificación estricta de proveedores.
3. Es fundamental la preparación del factor humano estratégicamente, ampliando sus destrezas digitales, con la participación de funcionario públicos, proveedores y de otras partes interesadas.
Hay importantes iniciativas en el país que requieren ser conocidas y discutidas entre la sociedad y el gobierno. Destaca la del “Modelo de Salud Digital aplicable para México”, impulsada por la “Coalición por la Salud Digital de México”, conformada por instituciones que pertenecen al ecosistema de la salud en nuestro país y se dan a la tarea de reunir talentos para sugerir líneas de acción que cierren la brecha digital en este ámbito y facilitar la atención de la salud a la población mexicana. Algunos detalles pueden consultarse en https://889noticias.mx/audios/coalicion-por-la-salud-digital-en-mexico/.
Es urgente cerrar filas y orientar los esfuerzos por el bien de la salud en el presente y en el futuro inmediato, con políticas de salud de largo plazo y con la participación del gobierno, sociedad e iniciativa privada, donde la salud sea un bien fundamental para la prosperidad del país.