Hace unos días el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares en México (ENIGH). Se trata de una herramienta de enorme valía y cuyo ejercicio es cada dos años. Se trata de una radiografía sobre el comportamiento económico que ha vivido los hogares en cuanto a la generación de ingresos, así como su patrón de consumo.
Es una referencia absoluta sobre los principales rubros de gasto que realizan sus habitantes y, ello, ofrece elementos para actualizar los ponderadores que ocupa esta institución para renovar el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), así como los subíndices que detallan cada uno de los rubros. La encuesta se realiza con una muestra representativa para precisar sus ingresos y gasto a lo largo de un trimestre.
En particular, en el presente artículo haré referencia al rubro de “gasto de cuidados la salud” que a su vez, contiene otro rubro importante; relativo al “gasto en medicamentos”, pues sin duda ayuda a comprender los cambios que ocurrieron entre los hogares en 2022, tras el impacto de la pandemia por la COVID-19 en su levantamiento previo, en 2020.
Los valores monetarios para mostrar en las siguientes tablas corresponden a precios de 2018 para cada uno de los años referidos.
En 2022, se contabilizaron poco más de 35.7 millones de hogares (tabla 1) con un ingreso trimestral de poco menos de 51 mil 600 pesos y un gasto trimestral de 32 mil 373 pesos por hogar (tabla 2). Se trata de un crecimiento de hogares en 5%, cuyo ingreso creció entre 2020 y 2022 13.7%. Y sus gastos en 20% en el mismo periodo. Es una buena noticia, pues en ambos rubros se registran tasas positivas y sugieren recuperación, lo cual es notable si se observa que entre 2016 y 2020, el ingreso se redujo 13.8% y el gasto en 15.3% acumulado por hogar, lo que se explica en parte por el encierro decretado ante la urgencia sanitaria vivida en 2020 con serias repercusiones en el ámbito económico.
El gasto en salud como en medicamentos por hogar tuvieron un camino distinto al actuar a contra ciclo ante la emergencia vivida en 2020, año en el que el gasto en salud creció 41% respecto a 2018 (de 837.75 a 1,182.22 pesos de manera trimestral) y el gasto en medicamentos alcanzó 79.2% (246.92 a 442.51 de manera trimestral), véase tabla 2 y gráfica 1. En 2022, el gasto en salud por hogar se reduce en 6.8% y medicamentos en 19.6%, clara evidencia que, ante la limitada capacidad de las instituciones públicas de salud, la población hizo un notable desembolso en 2020, para hacer frente a sus necesidades de esta índole que, a pesar de su reducción en la última toma de la ENIGH, esta se mantiene aún por arriba del promedio observado como participación del gasto en salud respecto al gasto total de los hogares.
La gráfica 2 muestra la información histórica entre 2008-2018, donde el gasto en salud representó 2.5% en promedio respecto al gasto total por hogar. 2020, alcanzó una participación de 4.4% y en 2022 de 3.4%. En este sentido, el gasto en medicamentos se mantuvo entre 0.7% y 0.8% para 2008-2018, en 2020 duplica su participación al alcanzar 1.6% en 2020 y de 1.1% en 2022. Es un hecho, que, a pesar de esta reducción del último año, los hogares mexicanos gastan más de sus bolsillos, situación que se confirma con los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de
Salud y Nutrición (ENSANUT), referida en el artículo anterior, donde la población con alguna derechohabiencia prefirió asistir a una consulta en clínicas privadas y sobre todo en los consultorios aledaños a farmacias, como se ha señalado en diversos medios.
Las condiciones actuales entre las instituciones y ante la transición que vive nuevamente el sistema público de salud, no generan suficientes incentivos donde, a pesar regreso a la “nueva normalidad” en la vida cotidiana, la población no está dispuesta a atenderse en la clínica a la que pertenece, con excepción de padecimientos que requieran tratamientos más costosos a los cuales tendrá que hacer uso de paciencia para recibir “a tiempo” el medicamento y con el riesgo del detrimento a su salud ante cualquier atraso.
Los retos son enormes donde los diversos intentos de “modelos” para conformar el sistema público de salud en el actual gobierno, carecen de bases sólidas y se observan como “experimentos” desafortunados, donde los índices de mortalidad mostrados en encuestas oficiales son dramáticas y dejan a su suerte a la población de más bajos ingresos que enfrentan altos costos para su atención por propia cuenta, condición que se ha recrudecido de manera notable en el actual gobierno con un sistema de atención y surtimiento de medicamentos totalmente inoperante.
México destaca en la región latinoamericana como el país con el mayor gasto de bolsillo, cuya toma en 2021 fue de 41% respecto al gasto total, situación que ha empeorado en la medida que el desabasto de medicamentos continúa entre las instituciones públicas entrado el 2023, como se ha demostrado en artículos anteriores, que demanda total foco para lograr resolver uno de los mayores problemas del actual sexenio que es ofrecer salud y medicamentos a las y los mexicanos, cuyos funcionarios ven con total desdén.