“Este libro no es como aquellos de tantos poetas y escritores extranjeros que expresaran su admiración por la belleza clásica de Roma, su soberbio perfil de gran matrona del universo, sus museos, sus altos pinos parasol contra el cielo de las colinas…

Este libro es, en cambio, como dijo Vittorio Bodini, gran poeta y llorado amigo, mi traductor al italiano: ´la calle Garibaldi, en el corazón del Trastevere, verdaderos puntos estratégicos de quien va sorprendiendo, en salidas nocturnas y diurnas y la comprobación de una humanidad simple, hormigueante y nerviosa, callejones sucios, muros corroídos, sórdidos vestigios y señales de una existencia en lucha por su pura supervivencia. La Roma, en fin, anti oficial y anti monumental, la más anti grethiana que pueda imaginarse.

Todo eso, sí, pero también la angustia incesante de un poeta lejano de su patria, que afronta su vida en medio de un pueblo sencillo y sorprendente un libro de poesía no local -Roma, peligro para caminantes- que sobrepasa sus límites, de donde nace una paloma blanca, ahora, levantando sus alas desde los tejados romanos, lo transporta en su corazón vivo, luminoso, hacia los litorales andaluces dejándolo -escala preferida de todos su viaje- en este nuevo litoral de Málaga, vieja morada de mi ayer juvenil, hoy revivido albergue y azotea en donde la segura, batalladora mano de José María y otros buenos amigos le abren alegría y reposo, frente al aire y el mar, vivificadores perennes de su vuelo.” Rafael Alberti, febrero de 1974.

Faltan apenas unas cuantas horas para que en el “monumental” Colosseum romano se escuche el discurso de apertura del G20 Culture Ministerial Meeting del anfitrión italiano Dario Frandchini, y Alberti, el gran Rafael Alberti, refugiado durante años en esta ruidosa ciudad de meadas y gatos, miles de perros y gatos en fuga, asalta por ahora nuestro amanecer lleno de expectativas y emociones.

Durante los próximos jueves 29 y viernes 30, los responsables de cultura de los 20 países más industrializados del mundo, entre los que se encuentra México, discutirán cinco temas cruciales: protección al patrimonio, crisis climática y cultura, impulso a la educación creativa, transición digital y economía cultural. Porque luego de la sacudida vivida con

tristeza por tantos y tantos muertos del mundo, se impone el retorno a la vida que parecíamos haber olvidado en tantos años de explotación, desigualdad y un irracional y feroz consumismo que casi nos arrasa el alma.

Porque la cultura, y esto ha quedado ya más que claro, no es un florero sino aquella flor cultivada con porfía.

Y aquel amor por las piedras, los sitios, las gentes y los aguacates que caen de pronto sin que nadie se los pida. Por el colibrí que salta ganoso en el pretil de tu ventana.

Faltan apenas unas cuantas horas y no resisto la tentación, homenaje a la vida, de volver a LO QUE DEJÉ POR TI, el canto de amor de Alberti a Roma:

Dejé por ti mis bosques, mi perdida / arboleda, mis perros desvelados, / mis capitales años desterrados / hasta casi el invierno de la vida. / Dejé un temblor, dejé una sacudida, / un resplandor de fuegos no apagados, / dejé mi sombra en los desesperados ojos de la despedida. / Dejé palomas tristes junto a un rio, / caballos sobre el sol de las arenas / dejé de oler la mar, dejé de verte / Dejé por ti todo lo que era mío. / Dame tú, Roma, a cambio de mis penas, / tanto como dejé para tenerte. (Roma, peligro para caminantes.)

Faltan apenas unas cuantas horas para el G20 Culture Meeting y la emoción me invade. Por encargo del Canciller Marcelo Ebrard, quien ha hecho de la Diplomacia Cultural uno de los ejes clave de nuestra política exterior, acudiré a la cita italiana como enviado especial.

Llegó el momento de reinventar el amor frente a la separación y el odio.

De proteger la naturaleza para salvar la vida.

De conversar de veras sin demora.

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