“Ya que te puedes quejar cuando te meten una cucaracha en una botella de cerveza, ¿por qué no puedes quejarte cuando te están vendiendo democracia falsa?” Manuel Vázquez Montalbán. Revista Fusión, noviembre de 2002.
Como lo escribí aquí hace algunas semanas, en tono memorioso, un poco recargado y chillón, mi sobrevivencia como poeta habría de depender, primero, de no perseverar en las tentaciones pequeño burguesas de ser un próspero y típico abogado y, después, de no sucumbir a la ambición del poder sin que esto significara dejar de actuar en política y de publicar mis experiencias en ella.
Paralelamente a mi vida literaria y académica, de 1982 a 1995, fui un asesor político muy cercano a Manuel Camacho Solís, lo que me llevó a vivir directamente, entre otras grandes, graves y complejas situaciones, la de la sucesión presidencial y el alzamiento del EZLN en Chiapas de 1993-1994, que consigné en el libro “Por qué perdió Camacho / Revelaciones del Asesor de Manuel Camacho Solís” (México, Ed. Océano, 1995.)
Al año siguiente, replegado, confinado en mi casa sin Covid, ferozmente perseguido por el presidente Ernesto Zedillo, atenido al éxito editorial (120 mil ejemplares) de mi testimonio camachista, acepté la propuesta de mi editorial para escribir el “Breve diccionario para mexicanos furiosos (Obra satírica, notoriamente antizedillista, antisalinista, antipriísta, antipanista, antiperredista, antidinosáurica, anti neoliberal, antitecnócrata/pirruris, antiMaMon-Blanc)”, que no habría de tener mayor impacto. Ese año (1996) la aparición de mis ”Poemas para los de sol “ (Verdehalago) habrían de reportarme la alegría.
En 1999, cuando parecía que la decadencia política de México iba a resolverse en una transición a la democracia, como ocurriría, no mucho antes, en España y Europa del Este, yo estaba archi convencido de que NO, que el régimen, los partidos, los medios y la mayoría de los “intelecuáles” o “líderes de su opinión”, ideología dura y pura, nos estaban vendiendo con Vicente Fox y toda su batucada una “democracia falsa.”
A partir del 2000, México viviría pues no una transición sino una transfusión de sangre panista en cuerpo priiísta, y nada más.
Como el salmón a contracorriente, no obstante, decidí publicar, a finales de 1999 con mi siempre leal editorial Océano, “La miseria política de nuestro tiempo”, un libro desesperanzado que miraba más al reino de la poesía y en cuya contra portada el editor escribió: “provocador, impertinente y muy incómodo, a la manera de la conciencia moral que reitera las culpas y recuerda las responsabilidades omitidas, ‘La miseria política de nuestro tiempo’, pone fin al mundo de ilusiones, falsas promesas y transiciones democráticas fingidas por los demagogos que oscurecen nuestro tiempo.”
Todo esto a finales de 1999, cuando las víboras prietas y las tepocatas braveras del ranchero de Guanajuato, que no haría más que prolongar la decadencia, tenían brutalmente adormecidas a todas las conciencias.
Entre ese año y el 2001, no obstante mi fracaso como el pastorcito oficioso que desde la colina se atrevía a vocear el peligro: ¡Ahí viene la cucaracha de la democracia falsa!, me reduje a reflexionar y a escribir, tratando de explicar, ya desde una perspectiva más amplia, más histórica, el proceso de descomposición política de nuestro país que según mi hipótesis se inició en 1991 para proseguir, por diversos cauces, hasta nuestros días.
En el 2001, año uno del gobierno prieto, tepocato y víboro de la democracia cucaracha falsa de Vicente Fox, cerré, disciplinado, el libro resultado de esa inmersión, que mi editorial, naturalmente, ya no me quiso publicar por tantas necedades evidentes.
“México o la cucaracha en la cerveza” se titula ese libro inédito desde hace 20 años que, en 350 páginas y 15 capítulos, narra la historia de una decadencia atroz que nos avergüenza e intimida a muchos mexicanos que amamos a pesar de todo a nuestra patria.
Poeta e historiador.
Director ejecutivo de Diplomacia Cultural en la SRE