I.China es la poesía

China es el poder, China la potencia. China es el tigre de papel sobre la Muralla. China es el Huang He, río Amarillo formado de cuarzo, de los oros del maíz que encuentra turbulento noche y día. China es la historia del dragón K’au-Fu: montado en uno de los diez soles, la mitológica sierpe intentó atravesar el cielo para desplomarse sobre el primer río que encontró. Bebiéndose hasta la última gota, K’au-Fu no dejó más que un largo lecho de barro amarillo.

China es Confucio, el viejo gran maestro revalorado para la mundialización. China es la corona del virus, Wuhan, y el insoportable racismo que prosiguió. China es la amada meseta tibetana, Qinghai, su vida glacial y el transcurrir melancólico de los pastores nómadas. China son los 8000 guerreros y caballos mágicos de terracota de la Dinastía Qin Shi Huang.

China es la poesía que este mundo dividido e incierto y harto necesita. La vida. El amor.

China es la poesía. China en el alma, en el corazón.

II. El poeta de la mística ebriedad

Li Po (siglo VIII d.c.) es el poeta clásico más afamado de China.

Época de la dinastía Tang, en pleno tiempo feudal.

Genio extravagante que buscaba a los dioses bebiendo todas las tardes en las tabernas y montañas de cada villorrio, poeta de la vida del pueblo, de la amistad, del desprecio por la tiranía y los corruptos mandarines. Poeta de la mística ebriedad, hizo desde siempre numerosos viajes por la zona del Huang He, de donde vienen los oros suplicantes de su cantar. Además de los rojos.

Bebedor irredento que buscaba consuelo en el taoísmo, en 755, cuando ya era un viejo cano de 54 años, participó en la rebelión de An Lushan. Derrotado, marchó hacia el exilio de Güizhou, donde escribió poemas de oleaje apasible.

III. Poemas.

A mi amor lejano.

Cuando estabas, las flores llenaban la casa /Y al irte, dejaste el lecho vacío. /La manta bordada, doblada, permanece intacta. /Tres años ya han transcurrido, /Pero tu fragancia no se disipa. /¿Dónde estarás, amor mío? /Te añoro, y de los árboles caen hojas amarillas. /Lloro, y sobre el verde musgo brilla el rocío.

Sentado, solo, en la montaña Zhing Ting.

Los pájaros han tornado a sus nidos en bandadas. /Perezosa, la última nube se aleja. /La montaña es mi única compañera. /Ni al uno ni al otro vernos nos alcanza.

Libación solitaria bajo la luna.

Rodeado de flores, ante un jarro de vino, /Libo solo, sin compañera. /Alzo la copa, y convido a la luna. /Ella, mi sombra y yo, venimos a ser tres amigos. /Aunque la luna no puede beber, /Y mi sombra en vano sigue a mi persona, /Las tomo por transitorias compañías. /¡Divirtámonos, amigas, antes de que pase la primavera! /Canto, mientras la luna pasea. /Bailo, mientras mi sombra vacila. /Antes de mi embriaguez nos entretenemos juntos. /Y cuando estoy ebrio, se deshace nuestra compañía. /¡Oh, luna! Serás mi inmortal amiga, /Nos veremos a menudo, a través de la Vía Láctea.

A Meng Haoran.

Admiro a mi amigo Meng, /Cuya caballerosidad es de todos conocida. /De sonrosadas mejillas, renuncia a vara y carruaje de mandarín. /De cabellera cana, reposa entre pinos y nubes. /Cuando bebe bajo la luna, Dios lo embriaga. /Cautivo de las flores, ya no sirve al emperador. /¡Oh cuánta sublime altura! /¡Saludemos desde abajo su fragancia!

*(Los poemas fueron traducidos por Chen Guojian.)

IV. La muerte en el Huang.

La historia de la muerte de Li Po es como sigue: estando en una barca sobre el Huang He,

después de una tarde de taberna felíz donde habló con los dioses, queriendo abrazar a la luna, cayó al agua sin remedio. Inundado de cuarzos, de nostalgias, habiendo recorrido casi todo el destino a pie, ansiando la luna, así murió Li Po.

V. Nuestro sueño.

La poesía es el sueño que debemos poner en el centro del mundo y de nuestras vidas, nada más.

La poesía es el eco, el puente que une y hace vivir al mundo. La poesía es la flor y el canto que nunca debimos olvidar.

Poesía la orquídea misteriosa. Poesía la sirena que se avista en el mar.

Poeta e historiador. Director ejecutivo de Diplomacia Cultural en la SRE

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