1. Es muy importante que se sancione, que se comience a preparar todo un sistema de verificaciones, castigos e inhabilitaciones legales a quienes, a través de las redes sociales, trátese del poder o del contra-poder, por medio del insulto, la descalificación, la mentira, el engaño o de las campañas de bots y trolls destructoras de reputaciones están pervirtiendo, día tras día, la ya de por sí muy deteriorada vida política de México y otros países del mundo.

Como alto funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, no hace mucho, fui objeto de esta nueva, ilegítima y salvaje forma de luchar para conseguir o conservar el poder. En su oportunidad, habré de escribir y reflexionar puntualmente sobre el desarrollo y significado de esos hechos que implicaron mi renuncia y me trascienden, naturalmente.

Por ahora, es más importante y necesario comenzar a debatir cómo es que las nuevas tecnologías de la comunicación fueron adquiriendo ese papel tan predominante y destructivo en casi todos los sistemas políticos del mundo.

Pensemos en la experiencia nefasta de Donald Trump en las escena electoral y de gobierno en los Estados Unidos. En la Rusia de Putin y la utilización torcida de las redes a propósito de Ucrania y de otros temas. En China, donde una serie de estratégicos bloqueos ha servido para propósitos autoritarios o de censura. Pensemos en España, en los insultos, las descalificaciones y las mentiras “digitales” que circulan en el Congreso de los Diputados, que han llevado a figuras como Manuela Carmena, prestigiada ex alcadesa de Madrid, a denunciarlas solicitando su sanción. “Estamos infectados de mentiras sobre la realidad, es muy difícil que se planteen alternativas correctas a una realidad deformada. Uno de los planteamientos que tenemos que ver es cómo se combaten las mentiras sistemáticas que deforman la realidad social". Porque la mentira en política, de un modo pérfido e inmoral, distrae con grandes consecuencias las acciones prontas y eficaces de gobierno en tiempos de gran penuria social.

2. Recientemente, anunciamos la reanudación de las actividades de la Asociación Civil Pensamiento Crítico, Política y Disidencia, fundada hace una década y que tengo el honor de presidir.

Proximamente, haremos público el programa de un foro internacional sobre “Las Redes Sociales, la Política y la Democracia en México y el mundo hoy”, con el que nos proponemos -en julio próximo- motivar el debate sobre las formas de regulación o de sanción que se vienen discutiendo desde hace tiempo en países como Francia.

Estamos en conversaciones, precisamente, con el grupo editor de la revista EPRIT/Comprendre le monde qui vient, y con otros grupos de intelectuales y especialistas de Estados Unidos, Inglaterra, España y otros países para incorporar a México a un debate de alto nivel en el que no ha estado y que seguramente habrá de resultar muy atractivo y provechoso.

Porque después de tanta fatiga y desesperanza, social y política, suscitada por la pandemia y las locuras tipo KGB invadiendo a Ucrania, que están removiéndolo todo, debemos actuar por un mundo distinto, más justo, solidario y democrático.

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