Enrique Márquez.
1.Veníamos del último fulgor de país. De la cosecha buena, en una nación generosa y diversa que perdió su paz. Que era la suma plena de la vida en el color, en el rosado, el ocre naranja y el casi betabel del mediodía en los altos de Jalisco. En el azul turco turquesa del altiplano, como agua quieta en el cielo, en el blanco lluvioso de rumbos mexiquenses como Atlacomulco, pueblo trágico donde un armadillo violento y depredador llamado PRI le trajo mala fama a la política ensuciándolo todo.
2. Los armadillos son mamíferos fácilmente reconocibles por que traen una armadura de placas cubiertas por escudos de hueso que les sirven como protección permitiéndoles, además, hacerse bolas.
3. Olíamos la honestidad en muchos pueblos mágicos, venidos de otro mundo. Pueblos que nos alegraban los domingos de tianguis, de mantas blancas relucientes que pendían de la parte trasera de una carchaca desde la que se vociferaban los géneros a rebajar.
4. Veníamos de ahí, hasta donde el armadillo mayor fiero animal embaucador pequeñito todavía no nos inundaba con sus bravatas y mentiras.
5. Olíamos no obstante a bueno y, como los pájaros nobles y limpios, podíamos ir libres por todas partes, llenos de sueños, amorosos de vida y de país, un país en el que un hombre sin mancha, paciente y tierno, puede venderte, un día de bastante jolgorio, la alegría sabrosa de unas manzanitas dispuestas en montones de cuatro o cinco. Como todos los de su especie, el armadillo, cavador obsesivo y nocturno se ha separado muy poco de su plan ancestral y se conserva intacto en los usos y costumbres que le caracterizan desde el Pleistoceno.
6. Olíamos, olíamos, porque la esperanza estaba sin morir en nosotros.Iba y venía entre enaguas almidonadas, olorosas, en tantas ciudades y el campo donde la democracia desde antiguo esperaba.
7. México venía de un enorme caudal histórico: la utopía política de un Estado democrático de Derecho y la utopía social sin la cual sería imposible la pacificación y el avance. Esa pacificación que tendría que venir desde la política y el Estado y hoy ha sido despreciada por el faccionalismo y el ego mayor que rueda hecho bolas, insincero, muy distante a los pasos de Benito Juárez que vivió y murió en Palacio después de salvar a la República.
8. Porque, sintiéndose huérfana o perseguida, eso que llaman patria tiene una enorme necesidad de que alguien venga a rescatarla.
9. Por eso ya olemos a lo más profundo y resuelto que la poesía de la vida.
10. Porque que de aquí a que los armadillos abandonen uno a uno el recinto usurpado, la poesía y la política de la vida deberán ser nuestra asidera.
11. La poesía con sus armas, con la palabra abierta y el amor a cuestas.
12. Si no, ¿con qué habré de cuidar y gozar, pobrecito de mi, armadillito en ciernes, a todo ese mundo de gentes y cosas que amo y me aman?
13. El armadillo llegó hasta aquí.
14. “Aprisa / solitario / abandonó el lugar un armadillo centellante / cabizbajo, colibajo, veteado de rosa /,” escribió Elisabeth Bishop en un poema dedicado a Robert Lowell.
15. Cabizbajo, colibajo, el armadillo armatroste que atascó la vida del país llegó hasta aquí.