I. El valor de la diferencia
México se apresta a conmemorar, dentro de algunos meses (2021), el bicentenario de la consumación de su vida independiente y otros acontecimientos y vale la pena manifestarnos ya sobre ese pasado que cuando se aborda con afanes conmemorativos no está exento de riesgos, frivolidades o distorsiones.
Sobre todo, si no se tiene clara la diferencia entre la Historia y la Memoria Histórica. Porque “mientras la Historia es el registro, continuamente reescrito y reevaluado por los historiadores a la luz de las evidencias antiguas y nuevas, la Memoria se asocia a unos propósitos públicos, no intelectuales: un parque temático, un memorial, un museo, un programa de televisión, etc.” (Tony Judt con Timothy Snyden, Pensar el Siglo XX, Madrid, Taurus, 2012.)
II. La Comisión Bi100: una experiencia aleccionadora
Días antes de la Semana Santa de 2007, Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, me propuso hacerme cargo de la comisión para los festejos del bicentenario de la Independencia de México y del centenario de la Revolución de 1910. Cauteloso, franco, leal (en la política la amistad obliga más), le respondí a Marcelo: “Déjame pensar unos días si puedo proponer algo que valga la pena porque no se trataría de aceptar la chamba así nada más.”
Una semana después regresé, entusiasmado, con una propuesta que partía de considerar a la Ciudad de México como un espacio regional con historia propia, más allá de su circunstancia como capital de la República. Fue por esto que propuse reivindicar el protagonismo de la ciudad en la preparación, en 1808, del movimiento ideológico que culminaría con el Grito de Dolores de 1810. Para no generar la suspicacia de que se quería imponer una verdad oficial en torno a tan importante y delicado tema, el Jefe de Gobierno propuso que una comisión consultiva integrada con los historiadores de la Independencia y la Revolución más renombrados de El Colegio de México, la UNAM y de otras instituciones revisara y avalara todos nuestros contenidos. En cuanto a los programas de Memoria, logramos incorporar, con un presupuesto muy raquítico (https://bit.ly/2FySdaQ), a prácticamente todos los actores sociales, culturales y artísticos de la ciudad, sin faltar los 147 pueblos originarios que la rodean, los jóvenes en situación de riesgo y de colectivos como El Circo Volador, creadores de series de audiovisuales muy críticas como “Nada qué celebrar” y “El Grito de Dolor…es”. La “Expedición 1808”, serie de 11 capítulos transmitido en tres ocasiones, en 140 países, en horario internacional Prime, por la TV-Española, sería una producción estelar. Tengo todavía muy presente la profunda alegría de los viejos y sus familias el día del homenaje que les rindió la ciudad a los 100 adultos mayores que en el 2010 cumplieron 100 años. El extenso Catálogo Bi100 Media Audiovisual 2007-2010 (https://bit.ly/2Qagw0Y) da cuenta del gran trabajo creativo y colectivo que por entonces logramos estimular.
III. Nada que perturbe el Paseo de la Reforma o el Bosque de Chapultepec
Muchas dificultades encontraríamos durante la experiencia de Bi100, pero ninguna como la prepotencia, el desdén por la Historia y el patrimonio cultural de México manifestado por el gobierno federal de entonces que pretendía ¡echar abajo la centenaria palma de la glorieta de Reforma y Niza para levantar un monumento a Pancho Villa, o, como me lo expresó un enviado presidencial, levantar un arco “como el de San Luis Missouri”, en plena Puerta de los Leones de Chapultepec!. En https://www.nexos.com.mx/?p=13687 de hace exactamente 10 años, aparece el texto en el que denuncié en su momento todas y cada una de las barbaridades de una comisión federal que, para colmo, como evidencia de su inestabilidad y desorden, tendría 5 coordinadores sucesivos en menos de 3 años.
Poeta e historiador. Director ejecutivo de Diplomacia Cultural en la SRE