1. Pantera. Nacida en Alabama (1944), en una época en la que las leyes Jim Crow imponían la segregación racial en el sur de los Estados Unidos, la alumna de Herbert Marcuse en San Diego e integrante de las Black Panther a finales de la década de 1960, la gran activista afroamericana Angela Davies fue expulsada como profesora de la Universidad de California en 1969 cuando se supo de su militancia en el Partido Comunista y, tres años después, vivió la cárcel acusada de asesinato y secuestro (caso “Hermanos de la Soledad”), aunque en 1973 obtuvo la absolución dada la alharaca mundial que mereció el suceso.

2. “El feminismo será antirracista o no será”. Reintegrada a la Universidad de California, Angela se ha dedicado a revolucionar los estudios de raza y género. En el otoño del año pasado, invitada a hablar en La Casa Encendida de Madrid por la Asociación de Mujeres Guatemaltecas, haría este balance de los movimientos feministas: “Las mujeres estamos adquiriendo, cada vez, un papel más importante en el mundo. Los movimientos feministas están en primera línea en la mayor parte de las luchas por la justicia social en todo el mundo hoy. Y los que representan el futuro de nuestros movimientos, que abrazan el feminismo y que son antirracistas y anticapitalistas también. Desgraciadamente, como han oído decir, no todos los feminismos tienen esta visión de la justicia; tienen una visión muy distinta de lo que es justicia. Algunos de nosotros asumimos que el feminismo sigue siendo la expresión del deseo de un número relativamente pequeño de mujeres blancas de clase media en lugares como Europa, Estados Unidos y que donde más hay es en Australia. Eso es lo que piensan algunos. Debo confesar que como joven activista solía intentar distanciarme del feminismo. Incluso cuando fui atraída hacia el feminismo, me negaba a hablar de ‘feminista’ refiriéndome a mí misma. El feminismo generalizado no lo entendía porque, aun con todas las mujeres negras que estamos asociadas a un movimiento feminista, lo cierto es que el feminismo es asociado siempre a rostros blancos. Y bueno, tenía una visión demasiado simplista porque parecía que eran sólo mujeres con cierto nivel adquisitivo y de color blanco y esto es lo que yo llamo el feminismo burgués”.

3. Feminismo negro. Dedicado, desde hace más de una década a leer y anotar la obra entera de Simone de Beauvoir para escribir un libro que un editor francés ha sugerido se intitule: Le premier orgasme de Simone de Beauvoir, no deja de sorprenderme la caudalosa proliferación política y social de los feminismos ulteriores al primitivo del “Segundo Sexo”. Acaba de caer en mis manos, por ejemplo, el libro Feminismos Negros (Madrid, Mapas, 2012), una antología de autoras como Sojourner Truth, Ida Wells, Patricia Hill Collins, Angela Davis, Carol Stack, Hazel Carby, Pratibha Parmar, Jayne Ifekwunigwe y Magdalene Ang-Lygate.

Mercedes Jabardo, en el Prólogo, se refiere a lo que Angela Davies denominó en su conferencia de Madrid como “feminismo burgués”: “La apropiación de la historia por parte de los feminismos de las mujeres blancas ha despojado de su propia historia a los otros feminismos. Apropiándose de la memoria histórica se apropian también de la definición de la opresión así como del diseño de las estrategias políticas transformadoras. Anulando las historias particulares inventan una sola historia, la que ha protagonizado el movimiento feminista blanco desde el periodo ilustrado. Y desde esa historia, se legitiman como el movimiento feminista por excelencia. A menudo las feministas blancas actúan como si las mujeres negras no supiesen que existía la opresión sexista hasta que ellas dieron voz al sentimiento feminista.

Poeta e historiador. Diplomacia Cultural en SRE

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