El mundo está invirtiendo en emprendimientos latinoamericanos como nunca antes, lo que es una gran oportunidad para los mexicanos, pero sólo podremos aprovecharla si reenfocamos la educación hacia la innovación, la digitalización y la vinculamos mucho más con el mercado laboral.

Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el estudio Panorama en la Educación 2022, el cual señala que el mercado laboral está cambiando bastante y los programas educativos deben adaptarse más rápido.

En México nos urge acelerar el cambio educativo porque 15% de los mexicanos con edad entre 25 a 34 años y con educación superior se encuentran inactivos, es decir, ni siquiera están buscando empleo. Esta proporción de jóvenes educados pero inactivos es muy alta, cerca del triple del nivel de Suiza y Países Bajos, o más del doble que en Reino Unido.

Esto hay que sumarlo al 22% de mexicanos entre 18 y 24 años que no están estudiando ni trabajando ni capacitándose, muy superior al 10% de Alemania, 13% de Reino Unido, 11% de Suiza y 5% de Países Bajos.

Entre otras cosas, esto se debe a la desvinculación que hay entre el mercado laboral y la educación superior en buena parte del país. Por ejemplo, sólo 28% de los estudiantes de nivel superior en México se encuentran trabajando, en cambio, en Australia y Países Bajos es el 70%, en Islandia y Suiza es el 60%, mientras en Alemania es el 50%, es decir, su educación incluye formación dentro de un trabajo.

Ante esto, además de promover una mayor vinculación entre las empresas y las universidades, el estudio de la OCDE recomienda que la educación superior prepare a los estudiantes con micro-credenciales. Esto significa que la educación sea más flexible, en lugar de un plan de estudios fijo para todos los estudiantes de una misma carrera, muchos cursos breves para que los estudiantes adapten su carrera a sus necesidades y las cambiantes demandas del mercado.

Otra área importante de mejora se debe al hecho de que el 54% de los trabajadores mexicanos laboran en la informalidad, frente a 43% en Argentina, 39% en Brasil y 27% en Chile.

ATLANTICO, uno de los fondos de inversión más importantes de Latinoamérica, publicó recientemente su Reporte del Estado de la Tecnología en América Latina, en el que señala que los trabajos informales ofrecen mucho menores oportunidades de capacitación, por lo que los jóvenes en este mercado tienden a quedarse atrapados en la informalidad y en trabajos de salarios bajos.

No obstante, podemos encontrar una gran oportunidad para México dentro del reporte de ATLANTICO, pues se expone que la inversión en startups latinoamericanas pasó de 5 mil millones de dólares (mdd) en 2019 a 16 mil mdd en 2021 y probablemente sea de 9 mil mdd en 2022. Es decir, ahora hay mucha confianza en las empresas tecnológicas de la región.

Esto no es de extrañarse si se toma en cuenta que la penetración de internet en Latinoamérica es más grande que en China e India, 8 de cada 10 latinoamericanos tiene acceso a internet, lo que significa que es un mercado muy atractivo.

Por ejemplo, el comercio electrónico en la región se duplicó, de 50 mil mdd en 2019 a 100 mil mdd en 2021.

El problema es que la gran mayoría de las micro y pequeñas empresas de la región no apuestan por la innovación tecnológica. El reporte de ATLANTICO señala que 55% de los pequeños negocios latinoamericanos no muestran ningún esfuerzo por aprovechar la digitalización de la economía, frente al 6% de los pequeños negocios de EE.UU. que padecen lo mismo y el 9% en Europa occidental.

Debemos aprender que las empresas que mejor pagan no son las empresas pequeñas ni las grandes, son las empresas que crecen constantemente. Si queremos mejores salarios, necesitamos que las microempresas se hagan pequeñas, las pequeñas medianas, las medianas grandes y las grandes globales.

Una empresa estancada ofrece pocas oportunidades de crecimiento y esto es peor en las microempresas estancadas.

En México, 94% de los negocios son microempresas, pero sólo producen 15% del valor agregado. En cambio, las empresas grandes son sólo el 0.2% de los negocios, pero generan el 55% del valor agregado.

El mundo quiere apostar por la industria tecnológica de México y de Latinoamérica, pero para atraer esas inversiones y crear empleos muy bien pagados, necesitamos una educación más fortalecida en las ciencias, ingenierías, matemáticas y la tecnología, pero sobre todo, una educación mucho más vinculada a las empresas y al mercado laboral que cambian mucho más rápido de lo que el sistema educativo puede adaptarse.

Las oportunidades están sobre la mesa, los mexicanos tenemos que ponernos de acuerdo y hacer los cambios necesarios para aprovecharlas.

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