Un mucho mejor México sí es posible; un México próspero, incluyente, sustentable, justo y en paz. En este artículo quiero hablarles del paso fundamental para lograrlo: instaurar el modelo de los gobiernos de coalición.

Queremos eliminar el hambre y la pobreza extrema.

Queremos que todos tengan un empleo digno y muy bien pagado.

Queremos que todos tengan las mismas oportunidades de alcanzar sus metas, acceso a servicios de salud y educativos de calidad por el sólo hecho de ser mexicanos.

Queremos jóvenes con una educación pertinente para ser competitivos en este mundo donde la tecnología avanza tan rápido.

Queremos mujeres que tengan un salario igual a trabajo igual y no sean sujetas de acoso y hostigamiento.

Queremos recuperar las calles y sentirnos seguros en nuestro país.

Queremos instituciones más sólidas para impartir justicia.

Queremos que las personas de la tercera edad no solamente vivan de esperar su muy merecida pensión, sino que, si así lo desean, tengan acceso a un trabajo digno acorde a sus preferencias y capacidades.

Para alcanzar todo ello no basta con cambiar de gobierno, también debemos cambiar el sistema de gobierno. Necesitamos pasar de un modelo de presidencialismo exacerbado a un modelo de gobierno de coalición.

Debemos crear un modelo donde nunca más un sólo partido, y peor aún, una sola persona pueda imponer su visión.

Queremos obligar al gobierno a ser el resultado de la visión de los mexicanos, que sea una alianza de los partidos políticos, pero sobre todo de la ciudadanía.

En este gobierno de coalición habría un presidente de la república, pero no un presidente que pueda hacer lo que quiera. Ya no debemos depender de que el presidente nos salga talentoso y honesto para sentirnos tranquilos o llenarnos de angustia si toma pésimas decisiones.

El principal problema en México no ha sido si hemos avanzado muy lento, lo más grave han sido los fuertes retrocesos que nos han costado años para recuperarnos.

Por ejemplo, la nacionalización de la banca a principios de los 80 generó un retraso económico enorme. La decisión de una persona fue sumamente costosa para los demás.

La cancelación del aeropuerto internacional en Texcoco inició una fuerte caída en la inversión de México y un duro golpe del que la economía no se ha podido recuperar.

Muchas veces me pregunta la gente ¿por qué ahora las cosas serían diferentes que en el pasado? El corazón de la respuesta es porque cambiaremos el sistema de gobierno, ya no le daremos un cheque en blanco a un puñado de personas.

Ahora los gobiernos de México serán más plurales que nunca. Al interior del propio gabinete habrán contrapesos, las ideas se debatirán y nadie podrá imponer su voluntad porque habrá mecanismos para limitar los excesos y fomentaremos el cumplimiento del programa de gobierno.

Será como en las democracias más consolidadas, donde hay muchos controles para evitar los abusos y es algo que ha ayudado a estos países a desarrollarse mejor.

El gobierno tendrá total respeto al poder judicial y a los organismos autónomos, a los medios de comunicación y será un modelo que aplicaremos en las entidades federativas.

Los gobernadores tampoco tendrán todo el poder en sus estados, también habrá más contrapesos al interior de los ejecutivos locales.

Para obtener resultados muy diferentes al pasado, vamos a gobernar de forma muy diferente al pasado. Vamos a obligar a los gobernantes a colaborar y a vigilarse los unos a los otros por diseño.

Un México próspero, incluyente, sustentable y en paz es posible gracias a los gobiernos de coalición. Yo estoy dispuesto a ser parte de esta gran alianza y en su caso también a encabezarla.

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