El martes 30 de agosto, Inegi publicó la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) con resultados muy lamentables sobre la violencia de género.

Siete de cada diez mujeres mexicanas han sido víctimas de violencia y es terrible observar que, a pesar de todas las campañas, las manifestaciones y los esfuerzos que se han hecho en el combate a la violencia de género, la proporción de mujeres que han sufrido violencia subió en 4 puntos porcentuales de 2016 a 2022.

Además, la proporción de mujeres que han sido víctimas de violencia sexual subió de 41% en 2016 a 50% en 2022. Claramente nos falta mucho por hacer.

Tan sólo el último año, 4 de cada diez mujeres sufrieron de violencia y esta es más frecuente contra mujeres entre 15 y 24 años de edad.

Por ello, no sorprende que el trienio con más asesinatos de mujeres en México fue precisamente de 2019 a 2021.

Por el lado de la violencia laboral, la última Encuesta Nacional Sobre Discriminación (ENADIS 2017) reveló que a 70 mil mujeres les negaron el trabajo por estar embarazadas, esperemos que ese número haya disminuido cuando se publique la siguiente ENADIS en los próximos meses.

Hay muchas cosas que podemos hacer para reducir la violencia contra las mujeres y quiero retomar algunas propuestas impulsadas por ellas mediante organizaciones civiles.

Por un lado, el informe Mi experiencia puede ayudar a otras a no tener miedo, de las organizaciones Alternativas Pacíficas y Data Cívica, señala que “la red de apoyo de una mujer que enfrenta violencia por parte de su pareja puede significar la diferencia entre la vida y la muerte”.

Dichas organizaciones exponen que las mujeres que son víctimas de violencia suelen salir menos con amigas a divertirse y reunirse con familiares menos que las mujeres que no experimentan violencia.

El Estado debe promover los refugios y redes de apoyo que son clave para auxiliar a las mujeres en situaciones vulnerables. Desafortunadamente, la Red Nacional de Refugios A.C. ha denunciado la constante demora en la entrega de recursos públicos para apoyar estos refugios durante la actual administración, lo que ha obligado a reducir el apoyo que dan a las mujeres.

Además, han tenido que enfrentar constantes recortes presupuestarios y varios medios han denunciado que el gobierno piensa dar de baja de la Secretaría del Bienestar los programas Apoyo a Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género, y Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas, que pasarían a la Secretaría de Gobernación, pero se teme que con este movimiento les vuelvan a recortar el presupuesto o a retrasar los pagos.

El gobierno debe hacer lo contrario, aumentar el presupuesto para las redes de apoyo a las mujeres.

Una segunda propuesta de las organizaciones de mujeres es la atención psicológica y emocional para los hombres causantes de violencia, pues es muy difícil reducir la violencia si únicamente se brinda asistencia psicológica a las víctimas, como actualmente sucede.

En muchos de los casos, cuando un hombre siente que pierde el control sobre su pareja o expareja, empieza a ejercer violencia, lo que va aumentando hasta extremos lamentables.

Los hombres con asistencia emocional tienen mejores herramientas para comprender que sus parejas no les pertenecen como objetos, respetar sus derechos y libertades, además de controlar sus emociones.

Data Cívica también denuncia que nadie sabe cuántos feminicidios hay en México realmente, por ejemplo, hay estados que no reportaron ninguna desaparición de hombres o mujeres durante un año completo, cuando en los años anteriores y posteriores reportan un alto número de desapariciones. Es más probable que hayan dejado de reportar su información a que no haya habido desapariciones.

No obstante, en México puede dejar de reportarse información tan delicada e importante y no pasa nada.

Por otro lado, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas publica datos muy agregados, lo que imposibilita saber, por ejemplo, “qué tanto se parecen entre sí las mujeres que desaparecen al mismo tiempo en un estado. Esto sería importante para generar estrategias de prevención y atención a víctimas”, denuncia Data Cívica.

Únicamente se registra si hubo o no violencia sexual en menos del 2% de los homicidios desde 2017 y como este hay muchos otros ejemplos de subregistro de información clave para determinar si un homicidio es feminicidio o no.

Finalmente, los municipios con más inclusión laboral de las mujeres y mayor acceso a servicios registran menor incidencia de feminicidios. Es muy importante promover activamente la inclusión laboral de las mujeres, además de mejores servicios urbanos y para ello se necesita crecimiento económico y finanzas locales más fuertes, algo que promovemos todo el tiempo en el Centro para el Futuro de las Ciudades que tengo el gusto de dirigir.

Es grato ver tantas campañas de concientización contra la violencia de género, pero es frustrante ver que los datos muestran que vamos por el rumbo equivocado, así que debemos cambiar las políticas públicas.

Para construir un México en paz, próspero y con mejores oportunidades para todos debemos obtener buenos resultados en el combate a la violencia de género, es lo justo y es lo que nos conviene a todos.

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