En las últimas semanas se ha difundido mucha información del éxito que han tenido, en diversos aspectos del combate al coronavirus, países con un alto nivel de ingreso promedio por habitante. Algunos de ellos son Corea del Sur, Taiwán, Nueva Zelanda, Islandia y Hong Kong. No obstante, varios países que no pertenecen al segmento de ingresos altos han hecho un muy buen trabajo y nos han demostrado que aquellos en vías de desarrollo también pueden contener una pandemia, siempre y cuando tomen las decisiones correctas en el momento adecuado.
Estos países tienen características muy diversas y, a pesar de sus limitaciones económicas, han logrado implementar con éxito medidas altamente efectivas que no necesariamente son muy costosas.
En este artículo sólo mencionaré algunos de estos casos, en concreto el de Vietnam, Malasia, Costa Rica y Uruguay. No obstante, hay bastantes más, incluso en el continente americano.
Vietnam es un país pobre y muy poblado; tiene cerca de 100 millones de habitantes y un PIB per cápita de la mitad de países como Sudáfrica o Mongolia. Además, frente a la primera oleada de contagios, tuvo poco tiempo para reaccionar ya que comparte frontera con China. La clave pudo ser que Vietnam ha sufrido embates de coronavirus en el pasado, por lo que han tenido experiencia al combatir enfermedades infecciosas con medidas que casi cualquier país del mundo podría implementar.
En Vietnam tienen muy claro que la prevención es menos costosa que la cura, por lo que implementaron fuertes medidas desde muy temprano. A los pocos casos detectados, se iniciaron las restricciones de viaje y de tránsito. Incluso cerraron escuelas y desatendieron la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando descartó el uso de cubrebocas obligatorio como estrategia contra el Covid-19, pues desde el principio fue prácticamente obligatorio en todo el país.
Hicieron su mayor esfuerzo para conseguir pruebas de Covid-19, crear rápido sus propios kits de prueba y hacer el mejor rastreo posible de quienes tuvieron contacto con los contagiados. Durante las primeras semanas, las medidas de Vietnam parecieron exageradas, pero ellos argumentaron que era un nuevo virus del que poco sabíamos y que más valía prevenir. El tiempo les ha dado la razón.
Actualmente Vietnam no ha registrado muertos y tiene menos de 500 contagios confirmados. Vale la pena recordar el estado de países ricos como Suiza, que tiene más de 31 mil casos confirmados y cerca de 1,700 defunciones, con una población de una décima parte de la de Vietnam, y un PIB per cápita 10 veces mayor. Además hay países como Suecia, Bélgica y Holanda a los que desafortunadamente les ha ido mucho peor que a Suiza.
A diferencia de Vietnam, Malasia no logró actuar tan rápido. En marzo de 2020, Malasia tenía tres veces más casos de Covid-19 que cualquier otro país del sudeste asiático, y el virus estaba en todos los estados del territorio malayo. No obstante, en cuanto el gobierno se dio cuenta, actuó con prontitud y muy decididamente: cerraron todas las actividades no esenciales y para asegurarse que la gente de bajos recursos se quedara en casa, el gobierno les repartió, hasta la puerta de su casa, los alimentos y suplementos médicos mínimos necesarios.
Malasia se tomó muy en serio la enfermedad e hizo un seguimiento muy puntual del cumplimento de las medidas de sana distancia y confinamiento. Gracias a su reacción, ahora registran cuatro veces menos casos confirmados que Singapur, a pesar de tener una población cinco veces mayor y un PIB per cápita equivalente a una tercera parte del de Singapur. Malasia tiene menos muertos por cada millón de habitantes que Singapur.
Costa Rica y Uruguay han mantenido, por cada millón de habitantes, una tasa de defunciones de Covid-19 cientos de veces más baja que la de países ricos como Luxemburgo o Suiza; en el caso de Costa Rica, la tasa de defunciones es incluso más baja que la de Nueva Zelanda.
El PIB per cápita de Costa Rica es menor que el de México, Montenegro o Botsuana. Es un país con recursos limitados que actuó con mucha rapidez. En cuanto detectaron los primeros dos casos en turistas extranjeros, se comenzaron a tomar decisiones importantes como el cierre de sus fronteras. Esto, a pesar de ser altamente dependientes de la actividad turística.
El Secretario de Salud de Costa Rica, desde muy temprano, le dijo a sus ciudadanos que se enfrentaban a algo muy serio, muy difícil, sin precedentes en la historia contemporánea, y que tendrían que ser muy disciplinados para cumplir con las medidas necesarias. Desde que tuvieron sus primeros casos, cerraron las actividades no esenciales y prohibieron las reuniones multitudinarias.
Otra fortaleza de este país ha sido su robusto sistema de salud pública, el cual cuenta con una amplia red que permite dar seguimiento diario y personalizado a las personas contagiadas y a los casos sospechosos, prácticamente a nivel de barrio. Además, se ha garantizado que toda persona tenga acceso gratuito a pruebas de Covid-19. Con esto se ha evitado la transmisión comunitaria y masiva del virus, pues la totalidad de los casos cuentan con su nexo epidemiológico identificado. Como resultado, ya han abierto muchas actividades no esenciales de forma segura.
Otro caso interesante es el ya mencionado de Uruguay, país que está utilizando una exitosa estrategia para contener la pandemia sin recurrir a una cuarentena obligatoria, pero siempre apoyados en la mejor evidencia científica con la que cuentan. En este caso, la generación de datos confiables, la toma de decisiones prudente y la responsabilidad ciudadana han sido la clave para hacer frente al coronavirus. Por ello, han hecho siete veces más pruebas por cada mil habitantes que nuestro país. Además, Uruguay declaró la emergencia sanitaria y cerró las escuelas el mismo día en que se confirmaron los primeros casos.
En Uruguay se comprendió que el acceso al agua potable es fundamental para ejecutar la principal defensa contra el virus: el lavado de manos. Por ello, se garantizo el servicio independientemente de las posibilidades de pago. Como resultado, también se encuentran en la fase de reapertura responsable y segura de actividades, que incluye, en todo momento, el uso del cubrebocas.
Como conclusión podemos decir que estos y otros países en desarrollo han tenido éxito al contener el coronavirus. Paraguay y Grecia también actuaron muy rápido y no esperaron a tener un número incontrolable de casos para decretar el confinamiento y otras medidas responsables, como el uso generalizado de cubrebocas; por el contrario, cortaron de inmediato el potencial de crecimiento exponencial que es una de las características de este nuevo virus. Esto, a diferencia de países como México, donde nos tardamos mucho en implementar las medidas necesarias y no se ejecutaron de manera correcta. No es cosa de ser un país rico o no serlo, sino de hacer algo que todos hemos escuchado cientos de veces: es mejor (y más barato) prevenir que lamentar.