Enrique de la Madrid

La importancia de buenos líderes

23/09/2020 |23:10
Redacción El Universal
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Recientemente tuve una plática con el matemático Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y exgobernador del Departamento de Antioquia, en Colombia, quien también ha sido candidato a la Presidencia de su país y actualmente es maestro del Tecnológico de Monterrey. Hablamos de algunas características muy importantes que deben tener los buenos líderes.

La primera característica que me señaló Fajardo es que los líderes deben hacer caso a las recomendaciones de la comunidad científica. La vida no siempre es como nos gustaría, pero un buen líder debe de afrontar los hechos, aceptar la realidad y actuar en consecuencia. No es bueno aferrarnos a nuestro modo de ver las cosas y menos cuando la evidencia está en nuestra contra. Recuerdo yo las palabras de Julio Frenk, actual rector de la Universidad de Miami, cuando decía que “las políticas públicas deben estar basadas en ciencia”; a lo que yo agregaría “y no en ocurrencias”.

Para Fajardo un buen líder está constantemente estudiando y se está informando sobre los avances científicos y tecnológicos más importantes. Además, debe tener la disposición a aprender y de escuchar a quienes piensan diferente y a quienes le rodean, para así tomar mejores decisiones.

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Los líderes deben ser transparentes con los ciudadanos y asertivos para lograr comunicar las cosas importantes que suceden, así como las decisiones más relevantes de forma completa, sencilla, pero no simplista al grado de llegar a sesgar los argumentos o tergiversar la realidad.

Es importante reducir la incertidumbre, pues de lo contrario se puede conducir al desorden. Por ejemplo, si la ciudadanía no percibe un mensaje claro y unificado sobre la importancia en el uso del cubrebocas durante la pandemia que enfrentamos, entonces habrá muchos más ciudadanos que no lo usarán. Los detalles y los símbolos juegan un papel importante en los buenos liderazgos.

Para un líder, la confianza que inspira es muy importante, por lo que contar la verdad a medias o de forma sesgada puede hacer que la pierda.

En el mundo actual, tan digitalizado, estamos acostumbrados a que la gente otorgue muy poco tiempo de su atención a las explicaciones del mundo, pidiendo que éstas sean cortas, de pocos segundos, pero por lo mismo dichas explicaciones pueden ser muchas veces equivocadas, inducirnos a error y a tomar malas decisiones. Simplificar las cosas en exceso puede llegar a ser peligroso. Tenemos que ser capaces de identificar los puntos más importantes de cada problema y lograr resumirlos sin omitir cada uno de los elementos esenciales, aunque nos lleve un poco más de tiempo. En política, explicar es una tarea compleja a lo que Fajardo recomienda perseverar.

Es importante que hagamos un mayor esfuerzo en difundir y debatir cuestiones que nos afectan e involucran a todos, como son los asuntos públicos en general: las políticas económicas, medioambientales, científicas y de inclusión social que siguen nuestros países y el resto del mundo. Además, debemos de hacerlo de forma atractiva para los diferentes públicos.

Finalmente, coincido con Fajardo cuando me comenta que los gobiernos deben mostrar mucha empatía y solidaridad hacia los grupos menos favorecidos. Para ganarse la confianza de sus gobernados, la gente debe percibir que los líderes entienden lo que están viviendo, sus inquietudes, sus preferencias y que no se es indiferente ante ellas.

Los líderes son quienes guían el camino y por ello nuestra sociedad debe incentivar la aparición de liderazgos que sepan escuchar los consensos de la comunidad científica; que sean transparentes con los gobernados y que sepan explicar las cosas de manera sencilla, pero también completa y sin ánimos simplistas. Que sus propuestas y acciones sean ambiciosas, pero viables y congruentes con la realidad.

Un gobernante que no puede ponerse en el lugar de los ciudadanos, que no puede sentir sus diferentes preocupaciones y que no puede entender el mundo en el que vive, difícilmente podrá guiarnos por el camino correcto. Los liderazgos son un reflejo de la sociedad y si queremos mejores resultados, somos los ciudadanos, en conjunto, quienes necesitamos impulsar mejores líderes.