La democracia liberal está en riesgo ante corrientes autoritarias en diferentes países. En este artículo quiero retomar ideas y reflexiones al respecto, que surgieron en una plática reciente con Edna Jaime, directora general de México Evalúa, y Pedro Salazar, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Edna nos platicó sobre el declive democrático ante el surgimiento de políticas populistas; y cómo se van eliminando gradualmente los derechos, las libertades de la ciudadanía y los contrapesos que, para evitar abusos, limitan el poder de los gobiernos.

Este declive ha sucedido en parte debido al desencanto de una gran parte de la población que no ha obtenido los beneficios esperados de la democracia, y muchas veces confunden la insuficiente gestión de los gobiernos con el método a través del cual se eligieron esos gobiernos, que es la democracia.

Los retos que hoy enfrentan las sociedades son cada vez más complejos y muchos no pueden ser resueltos por un solo gobierno. Ejemplos de ello son el cambio climático o la sustitución de trabajadores por robots, que son problemas complejos y mundiales. Muchas veces las personas no tenemos herramientas para lidiar con la complejidad y queremos respuestas simples; queremos certezas, y de esto se aprovechan los populistas que ofrecen respuestas simples, que la gente entiende y por ello las asume reales. Por lo mismo, aun ante la falta de resultados, les cuesta mucho trabajo cuestionarlas, toda vez que las asumieron como verdades en su momento.

Estas propuestas populistas parten de describir correctamente los malestares de la gente, como la desigualdad, las malas condiciones de vida de muchos, la inseguridad y los abusos de actores políticos. Sin embargo, proponen soluciones falsas y su objetivo no es ayudar a la gente, sino acceder y retener el poder, haciendo lo que sea necesario para conseguirlo, así sea mentir o incumplir las leyes.

También promueven la polarización social, ya que consideran que si dividen vencerán. Se enfocan en atender a un grupo que saben que votará por ellos y son omisos con el resto de la población. Polarizar es una buena forma de acceder y retener el poder, pero pone en evidencia el desinterés de buscar el bienestar general, porque con la polarización no se alcanza el bienestar de la gente.

Sin embargo, mientras no logremos mejorar las condiciones de vida de todos, seguirá habiendo un terreno fértil para populismos autoritarios y también para el surgimiento de pandemias y de crimen organizado.

Además, quiero remarcar que no debemos de buscar cualquier democracia, sino una democracia liberal, en la que se respeten las libertades y los derechos de los individuos. El simple hecho de elegir a los gobernantes por votaciones puede terminar en la obtención del poder por parte de grupos autoritarios, como sucedió con Hitler y Mussolini. Sobre esto, Pedro Salazar mencionó que se pueden alcanzar mayorías autoritarias.

El desarrollo debe ser el objetivo de México, y comparto con Amartya Sen que debemos ver al desarrollo como la expansión de nuestras libertades. Por ello en México debemos trabajar en consolidar una democracia liberal; los regímenes con mayor progreso en el mundo son las democracias liberales.

No nos vaya a pasar con nuestras libertades lo que sucede con la salud, que nos damos cuenta de su importancia hasta que la perdemos.

Director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey

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