Estados Unidos está invitando a México a participar en la cadena de suministro y producción de microchips y vehículos eléctricos que está impulsando a partir de estímulos por 450 mil millones de dólares (mdd), una increíble oportunidad para crear miles de empleos muy bien pagados para los mexicanos y para las pequeñas empresas de nuestro país.

Desde 2021, el mundo está sufriendo de escasez de microchips o semiconductores que se ocupan en todos los dispositivos electrónicos, por lo que su falta ha afectado la producción de vehículos, celulares, computadoras y otros. Por ejemplo, los automóviles modernos tienen más de 3 mil microchips.

Actualmente la fabricación de microchips es la más alta de la historia, sin embargo, su demanda ha crecido tanto que no nos damos abasto. La pandemia aceleró la digitalización y las actividades remotas como el teletrabajo. Esto, junto a la recuperación económica, ha impulsado la alta demanda de dispositivos con microchips.

La falta de microchips ha alimentado la inflación y ha provocado la destrucción de empleos en todo el mundo. Estados Unidos era el líder de la producción de microchips, pero ahora sólo produce el 12% mientras que Taiwán, Corea del Sur y otros países de Asia producen el 80 por ciento.

El gobierno norteamericano entiende que es inaceptable quedarse sin chips por lo que aprobó dos leyes conocidas como “Anti Inflation Act” y “Chips and Science Act” que buscan fortalecer la producción de chips, vehículos eléctricos y energías renovables en Norteamérica, incluyendo México, con diversos estímulos económicos por 450 mil mdd.

En palabras del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, esta es “una invitación que se recibe una vez en la vida. Es una oportunidad histórica para México”. Coincido y sería imperdonable desaprovecharla.

Es así que México tiene dos opciones, continuar su confrontación con Estados Unidos y alejarse de la integración comercial de ambos países, de forma absurda porque EU es el destino de 80% de nuestras exportaciones y es uno de los principales motores de nuestra economía; o más bien aprovechamos esta coyuntura histórica para crecer de forma acelerada.

México debe aprovechar que somos un país joven, vecino del mercado más grande del mundo, y que justamente Estados Unidos quiera invertir en aumentar la producción de bienes tecnológicos en ambos países.

Podemos sacar a millones de mexicanos de la pobreza y generar miles de empleos muy bien pagados para nuestra gente, pero la única forma de lograrlo es con un crecimiento económico vigoroso, sostenido y detonando los sectores económicos de mayor valor agregado.

Un mexicano experto en temas de tecnología gana en promedio 30 mil pesos mensuales. En cambio, el salario promedio del país es de 7 mil 300 pesos mensuales, por lo que está claro el tipo de empleos que debemos crear, mientras orientamos a nuestros jóvenes en qué industrias les van a pagar mejor y qué tipo de preparación demandan estas industrias.

México no debe competir por atraer inversión de salarios bajos. No debemos competir con países como Bangladesh o Haití, mejor debemos competir por atraer inversión de industrias sofisticadas y de salarios altos, pero para todo esto se necesita una mucho mayor coordinación entre la academia, el gobierno y lo que las empresas necesitan para crecer. Actualmente hay una fuerte descoordinación.

En Estados Unidos ya se anunciaron inversiones importantes en nuevas fábricas para crear microchips, como son los casos de Intel, Micron o Wolfspeed. En México hay muchas necesidades y por ello es completamente imperdonable que no aprovechemos esta invitación que nos hace nuestro vecino del norte.

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Director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey

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