Los mexicanos enfrentamos serios problemas de agua, afortunadamente hay muchas cosas que podemos hacer para combatir este problema; sin embargo, desafortunadamente ya hay millones de familias que padecen la falta de agua.
Cada vez son más las colonias a las que se les corta el acceso al agua varios días a la semana o varias semanas al año en las grandes ciudades del país.
Vivir sin agua potable es un martirio. Es inaceptable que millones de mexicanos vivan así hoy, y es alarmante que cada vez serán más si no hacemos algo diferente.
La mayor parte del agua la obtenemos de las reservas subterráneas y de las superficiales que son los ríos, lagos y presas.
El problema es que consumimos mucha más agua de la que la naturaleza renueva.
El agua era un recurso renovable, que se renovaba con el ciclo del agua que incluye la evaporación y la lluvia, pero ya no parece ser renovable porque usamos más de la que se renueva y nuestras reservas de agua potable cada vez son más pequeñas.
Por ejemplo, antes cuando llovía el exceso de agua era absorbida por la tierra y se filtraba para recargar nuestras reservas subterráneas, se renovaban, pero eso ya no sucede igual.
Hemos pavimentado las calles de las ciudades, lo que las vuelve impermeables. Ahora cuando llueve, muy poca agua se filtra al subsuelo, la mayoría se acumula en las calles creando inundaciones, mezclándose con basura y aceites que la contaminan, y es llevada por el drenaje a plantas de tratamiento lejanas que no son capaces de renovar el agua como lo hacía la naturaleza.
Nuestras ciudades no están adecuadas para capturar y aprovechar el agua de lluvia, pero podemos adaptarlas, inclusive tener suelos permeables.
Por otro lado, la gran mayoría del agua que consumimos es usada en el campo, para producir nuestros alimentos.
Una medida inevitable es tecnificar al campo; ahora hay tecnologías que permiten reducir el agua que se usa hasta en 90% y que además permiten usar mucho menos pesticidas y fertilizantes.
Todos los mexicanos, tanto en las ciudades como en el campo, tenemos la responsabilidad de apoyar y ayudar a la tecnificación de nuestra agricultura. Esta tecnificación tiene un impacto benéfico en todos, ya que disminuye la vulnerabilidad ante el cambio climático y se reduce el riesgo de que puedan escasear los alimentos y el agua.
También debemos modernizar nuestras tuberías. Debemos optar por los nuevos materiales que son más largos y al tener menos uniones entre piezas hay menos riesgo de fugas; además, son materiales más resistentes a la corrosión y a los sismos.
Por último, quiero hablar de dos tecnologías que tradicionalmente eran muy costosas, pero ahora empiezan a ser rentables gracias a la innovación.
Por un lado, reciclar el agua. En México ya hay edificios que colectan agua de lluvia y la reciclan tan bien, que generan más agua de la que usan. Es decir, si la ciudad se quedara sin agua en el sistema central, estos edificios seguirían proveyendo agua a quienes los habitan.
¿No te gustaría que tu vivienda te garantizara tener siempre agua potable?
También está la posibilidad de desalinizar el agua de mar para hacerla potable, lo cual requiere mucha energía y por eso suele ser muy caro. No obstante, gracias a la enorme caída de los precios de los paneles solares, cada vez es más asequible este proceso.
Existe un mar de medidas para mejorar nuestro acceso al agua potable, lo importante es poner manos a la obra porque todos buscamos mejorar la calidad de vida de nuestras familias, para ello tener agua es fundamental y en los últimos años poco hemos hecho al respecto.
No cabe duda que en México es hora de un cambio.