La discusión sobre la materia energética que tendrá lugar en las próximas semanas es la más importante para determinar si construimos un futuro próspero, incluyente y sustentable para los mexicanos o continuamos un proceso de destrucción y retroceso.

Es por esto que quiero contarles las conclusiones de un webinar que oarganicé recientemente con Montserrat Ramiro, Mónica Rodríguez y Víctor Ramírez, expertos en materia energética.

El mundo es cada vez más eléctrico y si ya de por sí los celulares, las computadoras, las fábricas y la iluminación eléctrica son fundamentales en nuestro día a día, en pocos años todos los autos que se fabriquen serán eléctricos y el internet de las cosas transformará a una gran parte de los objetos para que sean también eléctricos.

En México necesitamos electricidad suficiente, de fuentes sustentables y lo más barata posible. Sin estas condiciones nuestro futuro es sombrío.

Por ello, la reforma energética debería evaluarse a la luz de qué le conviene a los mexicanos, no lo que le convenga a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pues es el gobierno el que está para servir a los ciudadanos y no al revés.

Sin embargo y de acuerdo con el gobierno, la reforma está hecha para fortalecer a CFE, a la soberanía energética del país y a la seguridad del sistema eléctrico, más que para los ciudadanos.

No obstante, en caso de aprobarse la iniciativa de reforma, además de afectar a los mexicanos, también afectaría gravemente a la CFE, a nuestra soberanía energética y la seguridad de nuestro sistema eléctrico.

Actualmente la CFE tiene por ley el monopolio de la distribución y la transmisión de la electricidad a lo largo de todo el país. Por estas actividades gana mucho dinero y le son muy redituables. El problema es que la iniciativa de reforma y el gobierno actual están haciendo que la CFE descuide estas actividades muy rentables para obligarla a enfocarse en otras áreas en que pierde dinero, como es en la de producción de electricidad.

Hoy en día la ley obliga a los directivos de la CFE a comprar la electricidad más barata y así protege tu bolsillo y las finanzas de la CFE. Gracias a ello, la CFE pasó de tener pérdidas a tener las mayores ganancias de su historia durante 2016 y 2017, pero desde 2020 la CFE nuevamente registra pérdidas por la actual estrategia de esquivar la electricidad más barata, comprar la electricidad más cara y desaprovechar su monopolio en la distribución y transmisión eléctrica. Esto se vería potencializado de aprobarse la reforma y terminaría por debilitar a la CFE.

Además, la reforma debilitaría la soberanía energética de México, pues plantea incrementar 2.5 veces la producción actual de electricidad por ciclo combinado, la cual es una técnica que utiliza gas natural y 70% de ese gas natural lo importamos de Estados Unidos. Es decir, con la reforma vamos a depender muchísimo más de que Estados Unidos nos venda su gas.

Finalmente, la reforma también disminuiría la seguridad de nuestro sistema eléctrico, porque pretende impulsar el uso de viejas plantas de la CFE, algunas con más de 50 años y que por ello fallan de una forma que no es predecible, lo que compromete la seguridad del sistema.

La reforma no le conviene al país y se corre el riesgo de que se tomen malas decisiones desde el gobierno que ya no podrían ser frenadas por organismos autónomos, pues estos desaparecerían de aprobarse los cambios constitucionales.

Si el gobierno se queja de que hay viejos contratos de autoabastecimiento que permiten a algunas empresas pagar muy poco a la CFE por la transmisión eléctrica, la industria ya dijo que está dispuesta a cambiar esos contratos a precios más justos, precios de mercado, pero que no es necesario una reforma constitucional, menos cuando estos contratos sólo representan el 3% de la generación eléctrica del país.

El argumento de que la CFE es buena y que lucha contra las malvadas empresas privadas no solo es simplón, sino que es manipulador, porque la iniciativa de reforma de hecho perjudicaría a ambas partes.

Muchos estamos de acuerdo que queremos un Estado mexicano fuerte, que siga siendo el rector del sistema eléctrico nacional como ya lo es con la ley actual. Sin embargo, esto no se logra con un gobierno que lo acapare todo, sino con un Estado que se enfoca en la regulación, con órganos autónomos que complementan al gobierno y que evitan que los gobernantes puedan tomar decisiones equivocadas.

México es un país tan grande y plural que es muy peligroso que se concentre tanto poder alrededor de una sola figura, por más inteligente, conocedor y bienintencionado que fuera el presidente en turno.

Necesitamos un gobierno moderno, donde haya contrapesos y equilibrios, para lograrlo hemos ido transfiriendo algunas de las facultades del Ejecutivo a órganos autónomos que también son del Estado.

Es así que la iniciativa de reforma energética que hoy se impulsa en el Poder Legislativo tuvo consecuencias negativas con su simple propuesta, pues ya ahuyentó muchas de las inversiones en el sector energético y todavía ni se vota en el Congreso.

Todo esto sorprende aún más en un país tan vulnerable al cambio climático como es el nuestro. Mónica Rodríguez lo dijo claramente en nuestra plática, Tabasco se va a hundir cuando el nivel del mar aumente e irónicamente es donde se está construyendo una refinería que contribuirá a este proceso.

Te invito a que te informes y a que tomes una posición en donde rechaces esta iniciativa, si quieres tener un México próspero, incluyente, sustentable y justo para todos.

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