La educación debe recibir la máxima prioridad del Estado mexicano para que vuelva a ser el principal factor de movilidad social, especialmente entre los jóvenes, para que tengan las capacidades que necesitan para alcanzar una vida digna y feliz.

La educación debe cumplir con tres objetivos: Uno, ayudarnos a conocernos a nosotros mismos a lo largo de las etapas de nuestra vida, lo que nos gusta, para lo que somos buenos, los cambios que sufre nuestro cuerpo, qué hacer ante la ansiedad o la depresión y hasta entender quiénes somos.

Dos, ayudarnos a aprender a vivir en sociedad, a convivir con los demás en paz, respetar y tolerar a los que piensan diferente, trabajar en equipo y ser útiles a la sociedad.

Tres, ayudarnos a adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para obtener empleos o crear negocios que nos permitan alcanzar una vida digna y feliz

La educación no es sólo para pasar bien el año escolar, sino para pasar bien la vida.

No obstante, ahora el sistema educativo mexicano atraviesa por una fuerte crisis. Por ejemplo, en México hay 30 millones de personas con rezago educativo de acuerdo con el Inegi, es decir, que ya han cumplido 15 años y aún no han terminado la educación básica. ¿Por qué no han terminado y qué estamos haciendo para asegurar que reciban educación?

La pandemia causó un daño educativo enorme porque fuimos de los países que cerramos las escuelas por más tiempo, esto generó un importante retraso en la educación de millones de jóvenes.

Además, hoy tenemos 1.7 millones de estudiantes de educación básica y media superior menos que en 2018, algo que nunca había pasado en la historia reciente de nuestro país, como la población está en constante crecimiento, siempre hay más estudiantes, pero ahora muchos han abandonado su educación ¿y cuál es la estrategia del gobierno para combatir este fenómeno?

¿No era más importante detener temporalmente las obras faraónicas de infraestructura y destinar esos recursos a garantizar que todos los estudiantes tuvieran acceso a internet y continuaran sus estudios?

La educación es uno de los principales determinantes de que una persona logre ser quien quiera ser o que caiga en graves problemas como la pobreza. Es increíble que el gobierno no tenga claras las prioridades de su población.

No hay un programa gubernamental que intente resarcir el retraso generado por la pandemia, ni siquiera hay intención de medir qué tanto retraso se produjo, cómo si no fuera importante el futuro de esos millones de jóvenes y sus futuras familias.

No veo a las autoridades del sector educativo a la altura de los grandes retos que tenemos hoy, tampoco los veo preocupados por hacer algo al respecto. Una persona sin educación es como un barco a la deriva, muy vulnerable de caer en la pobreza, me preocupa la indiferencia de las autoridades ante esto.

La educación tiene que volver a ser el principal factor de movilidad social, actualmente está en crisis y ahora una licenciatura ya no es suficiente para tener éxito profesional como lo era antes.

La calidad del sistema educativo deja mucho que desear, la mitad de los estudiantes no comprenden lo que leen y no pueden hacer operaciones matemáticas básicas.

El gobierno actual no se preocupa por la formación ni de los profesores, les destina en promedio 50 pesos al año por maestro en temas de formación y capacitación ¿así cómo quieren tener mejores resultados?

Además, tenemos un sistema muy desvinculado de las necesidades de las personas. El salario promedio en México es de 7,500 pesos y de 13 mil pesos para los profesionistas, es sumamente bajo, pero 56% de los empleadores no encuentra el talento en ciencias, tecnología, ingenierías o matemáticas (el área STEM) que necesita en México.

Un mexicano empleado en la industria de la tecnología gana en promedio 30 mil pesos y sube más de 10 mil pesos si sabe inglés, pero sólo 10% de los mexicanos sabe inglés. Claramente no le estamos enseñando a los jóvenes lo que más necesitan saber.

No debemos quedarnos con los brazos cruzados ante estos problemas porque estamos hablando del futuro de nuestros hijos, nuestros nietos y de nuestro país. Por ello he estado hablando con varios expertos en educación mexicana, he entrevistado a muchos emprendedores del sector y directores de escuelas. Además, revisé los mejores sistemas educativos del mundo.

Derivado de este proceso, les presento mis primeras propuestas para transformar el sector educativo mexicano :

1. Pagar y capacitar mucho mejor a los profesores, y dar la máxima prioridad a la educación. Los profesores tienen una importancia fundamental en la sociedad, deben motivar a los alumnos a aprender, estar actualizados, adquirir habilidades tecnológicas, son referentes de muchos alumnos. La sociedad debe compensarlos adecuadamente.

En Singapur, ser profesor es de las profesiones mejor pagadas porque entiende que son clave para el progreso nacional, en México debemos mejorar sus prestaciones y capacitarlos permanentemente.

Es imprescindible que incrementemos el presupuesto del sector, aumentemos las becas escolares y regresemos las escuelas de tiempo completo así como las estancias infantiles, ya que la educación en los primeros años es trascendental.

2. Obsesionarnos con que todos los mexicanos reciban la misma calidad educativa, tal como sucede en Estonia y Singapur. En estos países, la relación entre ingresos familiares y rendimiento escolar es bajísima. Claro, debemos emparejar la calidad educativa hacia arriba, no hacia abajo.

La pobreza impone condiciones muy complejas para la educación, por ello en muchos países la escuela brinda alimentación y cuidados de salud a los niños. Nosotros debemos priorizar a los que se nos han quedado atrás.

3. Un sistema diseñado para que los alumnos encuentren un trabajo de alto valor agregado. En Estonia las prácticas profesionales llegan a ser hasta el 50% de las horas de formación y se aseguran que no usen a los alumnos para sacar copias o ir a comprar café.

Además, el sector productivo y la sociedad no sólo opinan en la creación de los planes de estudio, tienen mucho poder sobre lo que hace el gobierno y así su educación está mucho más vinculada con lo que la gente necesita.

En México, tanto los padres de familia como el sector productivo deben estar más involucrados en la determinación de los planes de estudio. La educación que reciban los alumnos en la casa debe ser más consistente con la que reciben en la escuela, y viceversa.

Por su parte, el sector productivo entiende muy bien qué habilidades y herramientas necesitan aprender los estudiantes para tener éxito en el mercado laboral o a la hora de emprender.

4. Actualizar los planes de estudio para que tengan un fuerte componente de contenidos útiles para la vida, para conocernos a nosotros mismos y convivir pacífica y productivamente en sociedad.

5. Hacer atractiva la educación y tener estudiantes motivados. Si los estudiantes no quieren aprender, la educación se vuelve sumamente ineficiente y difícil.

Para conseguirlo, necesitamos que los profesores pasen de ser principalmente transmisores de conocimiento a motivadores. También debemos permitir una adquisición de conocimientos más personalizada y flexible, que cada uno vaya a su ritmo, con materiales de consulta individual y atractivos, que aprovechen todo el poder de las nuevas tecnologías y hasta de los videojuegos.

6. Brindar educación durante toda la vida para mantenernos actualizados ante los cambios tecnológicos que son exponenciales, no lineales, por lo que dejan el conocimiento escolar obsoleto en poco tiempo.

7. Enfocar buena parte de la educación hacia la nueva economía digital. Tenemos que dotar a los alumnos de acceso a internet y habilidades digitales en todo el país.

8. Seguir la recomendación que da la OCDE en el estudio Panorama en la Educación 2022, donde sugiere promover la educación mediante micro-credenciales, es decir, que la educación sea más flexible, en lugar de un plan de estudios fijo para todos los estudiantes de una misma carrera, muchos cursos breves para que los estudiantes adapten su carrera a sus necesidades y las cambiantes demandas del mercado.

La educación en México se encuentra en crisis y es nuestro deber hacer algo al respecto. No podemos permitir que nuestros hijos y nietos crezcan en un sistema que no los está preparando para el futuro. El país va a prosperar o degradarse tanto como lo permitamos, es hora de unirnos y transformar la educación en México.

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